vitoria - Si se observa de manera estricta el calendario de liga, no hay duda de que la pretemporada concluyó hace ya cerca de tres semanas. Sin embargo, una interpretación algo más libre permite concluir que precisamente en estos momentos arranca lo que podría considerarse una segunda fase de este periodo fundamental para cualquier conjunto. Y es que el diseño de las diferentes competiciones hace que, tras la disputa de las tres primeras jornadas del campeonato doméstico, los clubes dispongan de quince días sin nuevos compromisos. Son las fechas reservadas para los duelos internacionales de las selecciones y, al mismo tiempo, una ventana ideal para que los equipos afinen definitivamente su puesta a punto.

En el caso del Deportivo Alavés, esta oportunidad se antoja muy valiosa. Varios son los motivos que influyen en ello. El primero, que la alcanza con la tranquilidad de disponer de cuatro puntos en el casillero tras inaugurar el domingo el listado de victorias y, a diferencia de lo sucedido el año anterior, sin ningún tipo de urgencia para afrontar los compromisos venideros. Un valor añadido que le permitirá enfocar el trabajo en los aspectos que verdaderamente necesita.

Asuntos que, a pesar del buen arranque de curso, no son menores. En este sentido, ha resultado más que evidente en los encuentros disputados hasta el momento que el cuadro albiazul sufre importantes carencias en la zona de creación del centro del campo. El doble pivote integrado por Manu García y Wakaso o Dani Torres sufre mucho cuando le toca elaborar el juego y eso complica mucho las opciones de alcanzar la portería contraria. Un nombre propio surge en el horizonte como solución a este problema. No es otro que el de Tomás Pina.

El castellanomanchego, que ya demostró su calidad el pasado curso, está destinado a volver a llevar la manija de la escuadra de Abelardo esta campaña pero una inoportuna rotura de fibras en el bíceps femoral de su pierna izquierda le mantiene en la enfermería desde que se oficializó su regreso a Vitoria. Por eso, aprovechar este parón para ultimar su recuperación física es uno de los objetivos prioritarios del técnico asturiano.

Pero no el único. Con una gran base del equipo que continúa del vestuario del año pasado, acoplar e integrar en la dinámica a los nuevos resulta también fundamental. Especialmente en el caso de los últimos en incorporarse, como Calleri o Brasanac. Las dos semanas de trabajo que tiene por delante el equipo sin la presión de un encuentro inminente se antojan el escenario perfeco para que estas piezas que deben desempeñar un papel importante a lo largo del curso puedan entrar definitivamente en la dinámica del grupo. Afronta El Glorioso, por lo tanto, un segundo tiempo de siembra para recoger después los frutos.