Árbitro Pablo González Fuertes, perteneciente al colegio asturiano.
No hubo.
Amarillas a los locales Wakaso (minuto 40), Manu (minuto 46) y Martín (minuto 70), y al visitante Bartra (minuto 23).
Sufrimiento permanente. Dio un talante más ofensivo al equipo con el ingreso de Bastón por Torres, pero ello no se tradujo por momentos en más llegadas al área. El Alavés volvió a evidenciar carencias en la sala de máquina y estuvo casi siempre a merced de los ‘peloteros’ del Betis. Sus cambios fueron atinados para refrescar al grupo y Twumasi pudo haber brindado los puntos en la recta final.
vitoria - De menos a más, el Alavés minimizó ayer daños en la visita de un estético visitante. El empate final satisfizo especialmente a los vitorianos y vino a penalizar la falta de instinto asesino del Betis, dominador prácticamente de principio a fin pero que indultó a los hombres de Abelardo con una inocencia en los metros finales propia del patio de colegio. Con Pacheco disfrazado nuevamente de héroe y sus dos centrales obligados a achicar agua ante la voracidad bética en busca del gol, Mendizorroza respiró de alivio gracias a la conquista de un punto que, visto lo visto, debe saber a gloria.
La lectura positiva fue el titánico ejercicio de supervivencia y el botín extraído ante un forastero superior. Por contra, uno también puede ver el vaso medio vacío y sentirse afortunado ante el torrente de ocasiones que generó un Betis de trazos interesantes pero huérfano de uñas para ver premiada su lírica. En el colmo de lo inexplicable, el Alavés merodeó sobre la bocina el primer triunfo de esta temporada gracias a una bala llamada Twumasi, apuesta de Abelardo con el partido completamente roto y los ansiados espacios. El escurridizo ghanés lució su punta de velocidad y lanzó un proyectil que Pau López envió a córner. Fue la gran oportunidad albiazul en un encuentro de un sufrimiento continuo que volvió a retratar las carencias en cuanto a creatividad en la zona ancha. Si quiere vivir tranquilo durante los próximos meses, no puede demorarse más tiempo el desembarco de un futbolista que brinde algo de clarividencia a un Alavés reanimado tras el descanso con los cambios y cuando el partido se convirtió en un eléctrico ida y vuelta.
A merced de un visitante de miras ambiciosas que se plantó en Mendizorroza con personalidad, el Alavés se vio empotrado antes contra su propia portería y apenas dispuso de margen para lanzar latigazos. Fueron 90 minutos de control manifiesto del Betis, que dispuso del balón y también de las mejores ocasiones. Unas veces Pacheco y otras la propia inocencia de los discípulos de Quique Setién evitaron el mal trago de la segunda derrota consecutiva.
No habían pasado ni cuatro minutos y unos sudores fríos recorrieron el recinto del Paseo de Cervantes ante la amenaza generada por el Betis. En una continuación del salvaje tiroteo sufrido el Camp Nou, Pacheco tuvo que agigantarse en dos ocasiones para evitar sendos goles cantados de Francis y Guardado.
siempre en el alambre Abelardo tan solo realizó una única modificación respecto al once presentado ante el Barcelona con el ingreso de Bastón por Torres, por lo que Wakaso mantuvo su ubicación como pivote. Ese talante más ofensivo en la alineación del técnico asturiano no se tradujo en asiduas llegadas al área ni en una excesiva profundidad porque, como cabía esperar, un plástico Betis monopolizó la posesión de balón y se adueñó del control del juego gracias al virtuosismo de sus numerosos peloteros en la sala de máquinas. Entre todos ellos, se agigantó la figura del elegante Canales, que ofreció un repertorio magistral sobre cómo mover a un equipo y habilitar a futbolistas desmarcados.
Tras otra jugada de tiralíneas de los andaluces, Inui brindó otro balón de oxígeno al Alavés con un tiro que se fue lamiendo el poste izquierdo. Casi siempre pertrechado en su área, sin capacidad alguna para enlazar varios pases seguidos o lanzar contras que metieran el miedo en el cuerpo a un rival rebosante de calidad, el equipo vitoriano vivió permanentemente en el alambre. Tras el intermedio, el asedio bético perdió enteros, si bien la grada de Mendizorroza volvió a respirar de tranquilidad ante la enésima concesión visitante. Sanabria, recién ingresado en el terreno de juego, volvió a dejar patente la ineficacia de los delanteros de Quique Setién. Martín sacó bajo palos un tiro inocente del paraguayo, ya sin excesivo ángulo tras regatear a Pacheco.
El Betis perdió autoridad con el paso de los minutos, el encuentro enloqueció por momentos y el Alavés decidió estirar líneas para intentar comprometer la tranquilidad de Pau López. Las galopadas de Jony por la izquierda levantaron el ánimo de Mendizorroza, resignado a dar por bueno un punto que con el tiempo se valorará en la justa medida por la calidad del visitante.
Siempre en el alambre. Con Canales como brújula y sostenido por habitual fútbol basado en el toque y las largas posesiones, el Betis metió el miedo en el cuerpo a un Alavés agazapado atrás y que hasta bien avanzada la segunda mitad no pudo generar algo de peligro.
Pacheco, salvador. El extremeño volvió a salvar al conjunto vitoriano en los peores momentos. Con grandes intervenciones a Francis, Guardado, Loren y Tello, rescató un punto vital. Pese a su inferioridad técnica, los hombres de Abelardo mejoraron de forma notable tras el descanso.