Se esperaba con cierta expectación el primer once de Abelardo para el bautismo liguero en un feudo casi inexpugnable como el Camp Nou y lo cierto es que el entrenador asturiano introdujo un equipo revolucionario respecto a las previsiones iniciales. El margen de maniobra del técnico asturiano se había reducido sobremanera desde los días previos al conocerse las bajas por lesión de Ely -esta de máxima gravedad- y Pina. A ello se sumó la ausencia en la convocatoria de Guidetti, todavía falto del tono físico ideal tras reincorporarse tarde a la pretemporada albiazul.
Las grandes dudas estaban centradas en el centro de la defensa, el lateral izquierdo o la identidad del acompañante de Manu García en el centro del campo. Para el primer puesto, el elegido fue Maripán en detrimento de Ximo Navarro, uno de los fichajes para este curso. El gigante chileno, secundario durante la pasada temporada, tiene ante sí la gran oportunidad para demostrar su valía ante la lesión del ítalo-brasileño y ayer recibió el primer voto de confianza con el fin de asentarse en la titularidad.
Duarte completó el cuarteto defensivo junto a los intocables Martín y Laguardia, mientras que la gran sorpresa se produjo en la sala de máquinas. Wakaso y Dani Torres -transferibles durante este mercado estival y que difícilmente gozarán de minutos cuando Pina esté en condiciones de competir- parecían pugnar por un único lugar en el once inicial, pero ante la sorpresa generalizada Abelardo se decantó por ambos futbolistas con la idea de reforzar la parcela ancha, favorecer la recuperación del balón y poner palos en las ruedas a los numerosos virtuosos de Ernesto Valverde en dicha demarcación.
Y es que la consigna albiazul era clara en el día de ayer en la Ciudad Condal para intentar asaltar uno de los santuarios más complicados del fútbol europeo. Férrea disciplina táctica, aliento en la nuca a las estrellas culés, acumulación de hombres en muy pocos metros para cortocircuitar la clarividencia local y, sobre todo, velocidad en las transiciones para sorprender a un anfitrión volcado en la búsqueda del gol y con muchos metros entre su línea defensiva y Ter Stegen. De ahí que Bastón, el clásico delantero tanque y desprovisto de la velocidad necesaria para satisfacer este objetivo de los vitorianos, quedase ayer de inicio fuera de los planes de Abelardo, que decidió apostar por dos extremos abiertos (Jony e Ibai) y colocar como falso nueve a Sobrino. A priori, un planteamiento inteligente ante un rival superior en cuanto a recursos y que acostumbra a dormir a los rivales a base de largas posesiones. Un plan que funcionó durante más de una hora hasta el primer tanto de Messi por debajo de la barrera.