Vitoria - Echando un vistazo al lenguaje corporal de Katai desde que hace cuatro meses desembarcó en Chicago procedente del Alavés para probar suerte en la mediática MLS, se aprecia un detalle que, en parte, evidencia el notable cambio de su personalidad: ahora sonríe. Desde que arribó en los Estados Unidos, el jugador serbio no solo está disfrutando en el campo sino también fuera de él, lo que inevitablemente está repercutiendo en su estado de ánimo y, en consecuencia, en su equipo, el Chicago Fire. Un club de nivel medio en el que el jugador del Alavés parece haber encontrado el entorno perfecto para demostrar la calidad que en su presentación con el Glorioso en el verano de 2016 vendió a los medios de comunicación su mentor en el club, Sergio Fernández. “Estamos seguros de que Aleksandar va a marcar las diferencias en el Alavés”, vino a decir el director deportivo albiazul, que una temporada después, concretamente durante la apertura del pasado mercado invernal, hizo todo lo posible por deshacerse del jugador, que aún mantiene un año de contrato con el club hasta el 30 de junio del año que viene.
Roces, episodios de supuesta indisciplina que le apartaron de los compañeros e incluso enfrentamientos personales con algún técnico convirtieron su estancia en Vitoria en poco menos que un infierno del que no era fácil escapar. Las dos partes, club y jugador, habían alcanzado la misma conclusión, así que en febrero de este año, después de rechazar propuestas de Japón o Israel -el Maccabi lo quería pero el Alavés no quiso renunciar a un traspaso a cambio de la libertad del jugador-, Katai aterrizó en calidad de cedido hasta el próximo 30 de junio en los Chicago Fire, donde juega con asiduidad, asiste como antaño y marca goles. Lo hizo en su debut oficial ante el Kansas City, donde además fue elegido el MVP del partido, y continúa haciéndolo desde entonces. En las últimas dos jornadas, sin ir más lejos, ha vuelto a ver puerta con sendos remates que evidencian que el serbio atesora una contrastada calidad que en Mendizorroza se vio con cuentagotas.
En vista de que su talento podría terminar de explotar en la capital americana, el Chicago se reservó una opción de compra que ahora mismo estaría negociando después del rendimiento del jugador desde que comenzó la liga americana el pasado mes de marzo. Si este paso se produce, la operación será bendecida con toda seguridad por el Alavés, que desea desprenderse del jugador a toda costa por su inestable rendimiento, su complicado carácter y, sobre todo, su elevada ficha. Sería una jugada redonda además para ambas partes, habida cuenta de la poca simpatía que jugador y dirección deportiva se profesan. El Alavés liberaría una ficha y aliviaría además su siempre ajustada tesorería, lo que sin duda le permitirá afrontar otra serie de inversiones. El jugador, por su parte, mantendría su estatus económico -en una liga menor, eso sí- pero continuaría disfrutando y reivindicándose sobre un terreno de juego, algo que en el Alavés, en líneas generales, no le permitieron ni Pellegrino, ni Zubeldía, ni De Biassi ni Abelardo. Entre todos, apenas dispuso la pasada temporada de 66 minutos, divididos en cuatro partidos (tres de Copa y uno de Liga) en los que no marcó, un guarismo inaceptable para un internacional como él que en cuanto pudo, hizo el petate a las primeras de cambio.