En cuanto se certificó de forma matemática la permanencia, Abelardo dejó claro que los cuatro partidos que quedaban para finiquitar la temporada se los iba a tomar como la manera de premiar a los futbolistas que menos habían actuado desde su llegada y a los que tan importantes considera por su buen trabajo en los entrenamientos. Más allá de hacer justicia a ese esfuerzo, como entrenador del Deportivo Alavés que va a seguir siendo el próximo curso, el asturiano también tiene la oportunidad de tomarse lo que aún queda de competición como un banco de pruebas en el que realizar ensayos que pueden resultar interesantes en el nuevo proyecto. Claro ejemplo fueron ayer las apuestas en el once inicial por Antonio Sivera, que se estrenó en Primera División, y de un Adrián Diéguez que estaba inédito en la competición liguera con el gijonés. Una mirada al futuro con dos jóvenes que están llamados a ser piezas importantes en el siguiente proyecto albiazul.

Sivera está llamado a coger el testigo que se espera deje este verano Fernando Pacheco en la portería. El plan de sucesión está perfilado desde hace un año y ayer el alicantino debutó en la máxima categoría y comenzó a ganar también esa experiencia necesaria para competir en la élite tras el estreno que tuvo en la Copa del Rey. Una cuestión que puede parecer baladí, pero que es fundamental en todos los jugadores y, especialmente, en los porteros, parte de cuyo trabajo depende de la confianza que tengan. Así, al levantino se le pudo ver en algunas acciones, sobre todo en las salidas, un tanto indeciso en la toma de decisiones, aunque detuvo el único disparo que le hicieron y estuvo solvente en todas sus intervenciones. El debut podría haber sido perfecto de no haber mediado un choque contra el poste que le provocó una lesión en el hombro. Un esguince extraclavicular que va a quitarle la oportunidad de seguir ganando minutos este curso.

Diéguez ya sabía lo que era jugar en Primera -será de los pocos que recuerde con algo de cariño en el vestuario de Gianni De Biasi, ya que le hizo debutar-, pero el defensa sí es de los que aparentan que no importa en qué categoría está jugando. A pesar de ser un veinteañero, destila el aroma de futbolista veterano, que sabe lo que hay que hacer en cada momento y que actúa siempre con una tranquilidad enorme.

El madrileño actuó como lateral izquierdo por la ausencia de Rubén Duarte y cuajó una actuación sobresaliente. Se compenetró a la perfección con Guillermo Maripán para que ese flanco quedase completamente blindado. Ni siquiera la presencia de delanteros de tronío como Fernando Torres o Diego Costa le amedrentó y estuvo serio en todo momento. Además, de nuevo volvió a dejar detalles de su enorme calidad con el balón y de que no se achica a la hora de sacar el esférico jugado desde atrás. Corrió la banda y se sumó al ataque con peligro, evidenciando que el Alavés tiene futuro.