Vitoria - El Deportivo Alavés protagonizó ayer uno de esos encuentros que se deciden por detalles mínimos y en el que la victoria suele caer del lado del más listo. No tuvo el cuadro albiazul su tarde más espléndida en la ofensiva, pero realizó un ejercicio de contención casi perfecto para frenar al Atlético de Madrid. Para puntuar, solo le faltó tener el punto de lucidez necesaria para no cometer dos errores gruesos, ambos protagonizados por un Wakaso que concedió un par de penas máximas -eso sí, un derribo a Munir por parte de Lucas quedó en nada- perfectamente evitables. Detuvo una Pacheco, pero no pudo con la segunda y en esa concesión estuvo la diferencia final en el marcador de Mendizorroza y la derrota alavesista.
Conseguido ya el objetivo de la permanencia, Abelardo comenzó a repartir ayer minutos entre varios de los menos habituales y realizó una clara apuesta por el futuro del club con el estreno de Antonio Sivera en Primera División y el regreso de Adrián Diéguez, que actuó como lateral izquierdo dentro de una defensa totalmente renovada en la que solo Alexis se mantenía del último partido.
Como viene siendo su costumbre, al Alavés no se le cayeron los anillos por cederle la posesión a un rival que eso de tener el balón no es que le guste demasiado. Vive más cómodo el Atlético en el juego con espacios tras la recuperación y con ese mismo estilo quiso atacarle el cuadro albiazul, quien quiso aprovechar también la ausencia de Oblak bajo palos y la inseguridad que mostró Werner en los primeros minutos. Así, un gravísimo fallo de Lucas al ceder el esférico corto hacia atrás permitió a Munir llegar hasta el guardameta, aunque entre el propio central y el guardameta atajaron el peligro mientras Mendizorroza se encendía reclamando un penalti que perfectamente pudo haber sido señalado.
Y es que ni siquiera esa chispa del pique le faltaba a un encuentro con muchos invitados de sangre caliente, de esos que más que evitar los charcos buscan meterse en ellos de cabeza. En esa locura de idas y venidas se empezaron a suceder los encontronazos, las tarjetas y también una carrera de Torres que sacó Laguardia bajo palos.
Se metió el partido en el barro del cuerpo a cuerpo, donde ninguno de los dos contendientes se encuentra incómodo. Sobre el césped pasaban muchas cosas, pero pocas tenían que ver directamente con el balón. Faltaban pases de calidad en el lado local, ya que pasado el ecuador del partido solo un equipo se dedicó a buscar con ahínco la portería rival. Plegaron velas los rojiblancos, se cerraron con su eficiencia habitual y pusieron el piloto automático hasta el esprint final del primer acto, cuando se volcaron sobre el área de Sivera y le obligaron a intervenir en un disparo de Costa, mientras que el resto del peligro lo despejaron los centrales para alcanzar el descanso con las tablas iniciales, no sin que antes del delantero brasileño y Sobrino se enzarzasen en la banda.
Arrancó el segundo acto con el Alavés pisando el acelerador incrementando una sensación de peligro escasa en la primera parte. Eso sí, el arreón duró minutos contados, ya que el Atlético pasó a controlar el encuentro, metiendo a los albiazules en su área. Tantas facilidades que Vitolo se encontró el camino libre para estrellar un disparo en el mismo palo contra el que se estrelló Sivera. Imposible tener peor suerte, ya que el guardameta se tuvo que retirar lesionado.
El parón en el juego le permitió al Glorioso tomar aire y quitarse de encima la sensación de estar acogotado. Recuperó metros y Guidetti probó desde lejos los reflejos de Werner. Volvían a equilibrarse las fuerzas, pero en una contra rojiblanca con la defensa mal situada, Wakaso se tropezó y derribó al Vitolo en el área. El noveno penalti en contra del curso, el segundo detenido por San Fernando -le paró a Messi y otro erró el Getafe-, que le adivinó las intenciones a Torres. En la décima pena máxima en contra, de nuevo Wakaso mano mediante, Gameiro ya no perdonaría. Llegaron a partir de entonces los mejores minutos de un Alavés que ya sí buscó sin cortapisas la portería de Werner, pero al que le falló el acierto en los remates de Pedraza e Ibai en una tarde en la que no tuvo la lucidez indispensable para puntuar de nuevo.
El central chileno ha jugado mucho menos de lo merecido y ayer volvió a ofrecer una actuación solvente, salvando todo el peligro por alto y sacando el balón con calidad.
Un partido gris. Seguramente, el Alavés firmó ayer su peor partido como local desde la llegada del asturiano. Con muchos problemas para generarle peligro al Atlético de Madrid hasta los minutos finales, lo más destacable fue su solvente actuación defensiva, ya que despejó casi todas las situaciones de compromiso y solo acabó cediendo la derrota después de sufrir dos penaltis en contra.
Un jugador profesional no puede cometer dos errores como los del ghanés en los dos penaltis en contra. Quitando eso, intenso, seguro en el corte y la ayuda y errático con balón.
0-1, minuto 78: Gameiro, de penalti. Disparo de Torres que golpea en la mano elevada de Wakaso y el francés marca de disparo al centro.
Amonestó a Laguardia (minuto 17), Pedraza (minuto 20), Lucas (minuto 34), Costa (minuto 45), Gabi (minuto 68), Wakaso (minuto 78) y Torres (minuto 91). Expulsó a Correa por doble amarilla, las dos en el minuto 94.
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