Vitoria - El Deportivo Alavés recordará esta temporada por muchas razones positivas y también por no pocas negativas. Uno de los grandes puntos de su campaña está marcado por la enorme cantidad de penaltis en contra con la que se está viendo castigado, una cifra que no para de crecer con el paso de las jornadas. Si hasta ayer igualaba con el Villarreal como el equipo de Primera División que en más ocasiones se ha visto castigado con una pena máxima en contra con ocho, en su duelo contra el Atlético de Madrid se quedó como líder en solitario y destacado de esta estadística tan negativa. Hasta en dos ocasiones, ambas por infracciones de Mubarak Wakaso, se fueron los rojiblancos a los once metros, con acierto de Fernando Pacheco ante Fernando Torres en la primera y preciso disparo al centro de la portería de Kevin Gameiro en la segunda para marcar el gol que provocaría la victoria del visitante en Mendizorroza.
Por mucho que las infracciones del centrocampista africano fuesen clarísimas -se pasó de frenada y se trastabilló para derribar a Vitolo en la primera, mientras que en la segunda le golpeó el balón en el brazo que tenía en alto cuando se lanzó al césped a cortar un remate de Torres-, la afición alavesista se incendió una vez más con el criterio de un colegiado como Fernández Borbalán que ni mucho menos lo tuvo tan claro en el otro área. Y es que en el arranque del partido no se lo pensó demasiado para dejar sin castigo un derribo a Lucas Hernández a Munir cuando el madrileño encaraba a Werner; una acción muy al límite y dudosa, pero en la que el colegiado no titubeó ni un segundo.
Esos diferentes raseros para castigar las infracciones de unos y otros son los que enervan a la afición de Mendizorroza. Castigar al Glorioso con un penalti parece muy sencillo, mientras que señalar la pena máxima en sentido contrario cuesta muchísimo más. La diferencia en la balanza es enorme, ya que el Alavés solo tiene en su bagaje tres penaltis a su favor y ya acumula una decena en contra -siete de ellos acabados en gol-, el que más de toda la Primera División. Kevin Gameiro, en el segundo lanzamiento, se encargó de marcar el que sería a la postre el 0-1 definitivo, pero antes Fernando Pacheco dejó un nuevo detalle de clase al detenerle el primer penalti a Fernando Torres.