A placer. Tras una primera parte desastrosa y un disparo al larguero de Etebo, el primer gol de Munir a los 50 minutos finiquitó el partido. A partir de ahí, el Las Palmas concedió todas las facilidades del mundo y el Alavés amplió hasta los cuatro tantos su cuenta.
Permanencia sellada. Con su victoria en el Estadio Gran Canaria, el conjunto vitoriano alcanza los 41 puntos y sitúa su ventaja sobre la zona de descenso en trece. Como solo quedan doce puntos por ponerse en juego en las cuatro jornadas finales, ‘El Glorioso’ certificó ayer su permanencia en Primera División por tercera temporada consecutiva.
Con toda la tranquilidad del mundo. Así certificó ayer el Deportivo Alavés su permanencia matemática en Primera División por tercera temporada consecutiva. No le hizo falta siquiera sacarse una exhibición de la chistera para firmar su mayor goleada del curso, ya que después de su primer gol a los 50 minutos se encontró el camino despejado hacia esa victoria que con la que ha asegurado la salvación. Quién se lo iba a decir cuando allá por principios del mes de diciembre cerraba la clasificación y que ahora celebra haber conseguido su único objetivo del curso cuando todavía quedan cuatro partidos por jugarse. Pese a esos capítulos aún por delante, se puede asegurar ya que este cuento se ha terminado con el más feliz de los finales. Como se cantó en el vestuario, El Glorioso es de primera.
En el tercer encuentro de la semana, de nuevo apostó Abelardo por los retoques con las novedades de Alexis, Manu García, Wakaso y Sobrino y la mentalidad clara de salir a morder a un nervioso Las Palmas desde la primera acción del partido. Ceder intencionadamente la posesión en zonas estériles, esperar a que el rival se vaya abriendo y, a partir de ahí, presionar con fuerza sobre el balón para salir a la carrera. El guión habitual de este equipo, especialmente efectivo ante un rival muy dubitativo y que se acongojó en cuanto vio amenazada su salida de juego para cometer errores de calado cuando la presión alavesista se acercaba a la portería local. La escasa afición presente en el Estadio Gran Canaria, poco más de siete mil personas que encima se estaban mojando, no tardó demasiado en evidenciar su disconformidad con lo que estaba viendo ayer, que venía a sumarse al desastre de toda la temporada.
Con el paso de los minutos y tras ese arranque prometedor, el propio Glorioso se contagió de las imprecisiones del cuadro canario y comenzó a fallar en cuestiones muy sencillas. Imprecisiones constantes que le impedían plantarse en zonas de peligro a pesar de las enormes facilidades que le concedía un oponente empeñado en meterse él mismo en apuros. Un horror para la vista, con las únicas oportunidades en toda la primera parte en disparos desde la frontal de Javi Castellano e Ibai Gómez, que obligaron a un sensacional vuelo de Pacheco y a una intervención mucho más sencilla de Lizoain, respectivamente.
Visto el lamentable nivel del espectáculo que estaban perpetrando amarillos y albiazules, lo mejor que le podía pasar al partido era que el tiempo de descanso llegase cuanto antes y los entrenadores refrescasen las ideas de unos futbolistas que maltrataron con saña el balón durante todo el primer acto.
Realizó dos cambios Paco Jémez para tratar de reactivar a su equipo tras el receso y tuvo su ocasión con un lanzamiento de falta de Etebo al larguero. A perro flaco, todo pulgas. Y es que en la siguiente jugada abrió Munir el marcador con un cabezazo tras un pase en profundidad de Pina en el que Wakaso le ganó la partida a Simón con el cuerpo para poner el esférico en la testa del delantero madrileño, que ejecutó solo y con absoluta tranquilidad por la ausencia de defensas tras su desmarque. Sin haber hecho prácticamente nada, el Alavés se ponía en situación ventajosa y echaba tierra sobre las ya de por sí escasas opciones que conservaba el conjunto canario de salvar la categoría.
Con el Las Palmas hundido hasta el cuello en la miseria y sin argumento alguno para revertir su anunciada muerte, el conjunto vitoriano se dedicó a firmar un ejercicio de solvencia defensiva para no pasar demasiados apuros al tiempo que esperaba cazar un contragolpe que le diese la tranquilidad definitiva.
Consiguió lo primero con absoluta calma sin pasar por ninguna situación de amenaza y, aunque muchas veces le falló la precisión, las facilidades que le dio el rival le condujeron a marcar otras tres veces, que bien pudieron haber sido unas cuantas más de haber estado un poco más acertado. Primero lo hizo de nuevo Munir al completar un contragolpe de libro lanzado por Pina y servido al área por Martin -Pedraza estuvo a punto de cargarse la ventaja-, luego le llegó el turno a Medrán con un cabezazo en plancha a centro de Sobrino y cerró la mayor goleada de la temporada el propio delantero de Daimiel con un nuevo testarazo a centro de Martin para poner la rúbrica a la victoria que supone asegurar la permanencia en Primera División por tercera temporada consecutiva.
Objetivo cumplido. Abelardo alcanzó ayer el objetivo que se marcó al llegar a Vitoria -la permanencia y superar los cuarenta puntos- con cuatro partidos de margen hasta el final del curso. Tras una primera parte horrible en la que el Alavés no aprovechó las facilidades que le concedió el Las Palmas, en la segunda ya no le perdonó la vida a su rival y con los dos tantos de Munir, el de Medrán y el de Sobrino firmó la mayor goleada de todo el curso para asegurar la categoría.
El madrileño volvió a ejercer de elemento diferencial en el ataque y consiguió con enorme efectividad los dos primeros goles del encuentro antes de irse al banquillo.
Salió desde en banquillo y se encontró mucho campo y espacios por delante para correr, pero en algunas ocasiones no estuvo atinado y en otras pecó de individualista.
0-1, minuto 51: Munir. Pase en profunidad de Pina por la izquierda, Wakaso le gana por fuerza a Simón y pone un servicio que cabecea el madrileño en el área pequeña.
0-2, minuto 73: Munir. Pina busca la carrera de Martin, el lateral sirve al área, Pedraza no es capaz de controlar y Munir remacha en el segundo palo. 0-3, minuto 79: Medrán. Sobrino gana la partida por el balón en una pugna, se abre a la derecha y pone un servicio que Medrán cabecea abajo en plancha. 0-4, minuto 91: Sobrino. Servicio desde la derecha de Martin culminado con un cabezazo cruzado de Sobrino.
Amonestó a Aguirregaray (minuto 26), Duarte (minuto 39), Ely (minuto 49) y Gálvez (minuto 90).
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