Con dolor de cabeza. Seguro que así regresaron ayer a Vitoria varios de los integrantes de la expedición alavesista que saltaron al césped de Ipurua. De haberlo sabido con antelación, en el maletero del autobús bien se podría haber metido un importante pertrecho de cascos para que el sufrimiento hubiese sido mejor. No en vano, seguro que el médico albiazul tuvo que echar mano de varias dosis de analgésicos de su botiquín visto el desarrollo del derbi contra el Eibar y las consecuencias en los alavesistas después de la catarata de cabezazos con la que hubieron de defenderse del constante ataque por alto de los armeros. Un bombardeo en toda regla al que El Glorioso sobrevivió con un fútbol de trinchera para armar una inexpugnable Línea Maginot frente a un Fernando Pacheco que estuvo sublime para frenar el peligro allá donde no pudieron alcanzar sus compañeros. Una exhibición defensiva memorable para dejar al equipo de José Luis Mendilibar en blanco y conseguir dejar la portería a cero por tercera jornada consecutiva, lo que supone un hito en lo que va de curso.
Todos los equipos que acuden a Ipurua saben que se exponen a un estilo de juego en el que los servicios al área desde los costados suponen la clave del estilo del Eibar y saber defender ese espacio es una cuestión vital para poder conseguir un resultado positivo. El ejercicio de solvencia que en la matinal de ayer protagonizó el Alavés en este apartado es para exponerlo en vídeo a todos los que visiten la localidad armera. Apenas un fallo cometió la zaga albiazul en todo el partido, en una acción en la que Kike García se quedó solo para peinar un balón que se le acabó yendo elevado por poco. Todo lo demás fueron despejes de una zaga que estuvo imperial en el juego aéreo con Víctor Laguardia y Rodrigo Ely cerrando la zona central con el apoyo de Manu García y las ayudas del resto del equipo en las siempre peligrosas acciones a balón parado.
Si en el primer tiempo no se sufrió en exceso al sacar El Glorioso buenos contragolpes tras la recuperación del balón, en la segunda parte el acoso fue una constante por parte del Eibar. Los guipuzcoanos se volcaron sobre el área vitoriana con una imparable sucesión de servicios desde los costados que fueron repelidos una y otra vez por los centrales. La labor de Ely en este sentido fue excepcional, ya que fue casi siempre el encargado de atacar esos centros y despejarlos. Como si fuese el cercano frontón Astelena, el Alavés rebotó cada balón que le llegaba.
Cerrada la vía del juego aéreo, las mejores ocasiones para el equipo local estuvieron en el pie derecho de un Pedro León que es sublime en el golpeo. Tanto en el inicio del encuentro como en el arranque del segundo acto tuvo se sacó el murciano dos lanzamientos de falta directa envenenados y precisos, pero que se encontraron en su trayectoria con un Pacheco que estuvo sensacional para apuntalar el solvente trabajo defensivo de todo el equipo y conseguir dejar su portería a cero por tercera jornada consecutiva.