Vitoria - Un enorme valor se le han concedido a las excelentes sensaciones que el Deportivo Alavés ha transmitido en la mayoría de los partidos desde la llegada de Abelardo al banquillo, pero esa, por muchos momentos, sobresaliente imagen solo ha venido acompañada de puntos en los partidos de Mendizorroza, con la única excepción de la mágica remontada en Girona. Cierto es que el juego que está realizando el cuadro albiazul en la mayoría de sus últimos desplazamientos es más que bueno -basta retrotraerse al Camp Nou para certificarlo-, pero de nada sirve materialmente si ese rendimiento no toma forma de nuevos puntos que añadir a un casillero que sigue estando bastante necesitado. El resurgir de El Glorioso tras aquella mágica noche en Montilivi se ha cimentado al calor de su afición -en casa solo se le han escapados dos puntos contra el Leganés con el técnico asturiano-, pero hoy buscará de nuevo el salto de calidad que marcarían dos victorias consecutivas. Eso sí, el examen vuelve a ser del máximo calibre porque toca visitar de nuevo el terreno de juego de unos de los mejores equipos de Primera División, un Villarreal que en el inicio del curso fue el que marcó el abrupto final de la cortísima etapa de Luis Zubeldía en el banquillo vitoriano.

En nada se parece el actual Alavés al que por entonces dirigía el técnico argentino, pero su nombre le hace heredero de aquellas miserias. El desastroso arranque de temporada que protagonizó el cuadro albiazul es el lastre que ha tenido que acarrear desde entonces a su espalda y que fue definitivo también para finiquitar la experiencia de Gianni De Biasi. Una pesada carga a la que Abelardo ha conseguido sobreponerse de manera casi increíble, pero que sigue marcando que el futuro del equipo pase en todo momento por mirar hacia abajo.

El Glorioso ha firmado una reacción histórica de la mano del técnico gijonés, pero no se puede detener a regodearse en la conseguido. Desde su llegada, el asturiano se marcó como meta alcanzar los cuarenta puntos que históricamente aseguran la permanencia en la máxima categoría y apenas se ha pasado por el ecuador que dirige a esa cifra con los 22 que ahora registra el casillero vitoriano.

El objetivo hoy no es otro que seguir engordando esa cifra. Y la base de partida no puede ser otra que el sensacional trabajo que el equipo está realizando durante las últimas jornadas y al que solo le falta el premio en un desplazamiento. Con un sistema defensivo muy mejorado que ahoga el juego de los rivales, el crecimiento del rendimiento ofensivo ha sido también exponencial. Ahora, el Alavés es un equipo que cortocircuita el juego de sus oponentes con un gran despliegue físico, pero que al mismo tiempo cuenta con veneno en su ataque.

Casi con total seguridad, Abelardo dispondrá hoy de su once de gala, aunque el técnico podría deparar alguna pequeña sorpresa inesperada. No en vano, varios jugadores están llamando a la titularidad con su rendimiento, aunque esa alineación de partida parece ya bastante definida. Igual de conocida que las armas de este equipo que buscará mantener las buenas sensaciones, pero también sumar puntos.