Vitoria - Desde el mismo día de su llegada, Abelardo Fernández ha reiterado en cada ocasión que se le ha presentado la trascendencia que para él tenían los partidos en Mendizorroza de cara al objetivo de la permanencia. Su trayectoria en los encuentros en el Paseo de Cervantes, donde el Deportivo Alavés siempre ha ofrecido un punto más y ha mostrado un nivel incluso superior al ya de por sí casi siempre bueno que da como visitante, no ha hecho sino reafirmar esa máxima que repite cada vez que se pone delante de los micrófonos. Cinco victorias y un solo empate contemplaban al preparador gijonés hasta ayer. Visitaba Vitoria un nuevo rival en plena forma y del máximo nivel, pero el Celta tampoco fue capaz de finiquitar esa beneficiosa simbiosis que el técnico asturiano ha forjado con Mendizorroza, donde aún no conoce la derrota en siete partidos.

El serial que vivió ayer un nuevo capítulo contra el Celta tuvo su inicio en la victoria contra el Las Palmas. Tras la remontada en Girona, el gijonés se estrenó en el banquillo local del Paseo de Cervantes con un triunfo de solvencia (2-0) ante un rival directo con goles de Ibai Gómez y Munir. El delantero madrileño, menos de dos semanas después, sería protagonista de nuevo en otra victoria trascendental para el equipo de Abelardo en casa, en esta ocasión ante el Málaga por 1-0.

Tras las vacaciones navideñas, la apertura del año 2018 en Vitoria llegó con la vuelta copera ante el Formentera en una eliminatoria que ya había quedado encauzada en la ida y que se resolvió sin apuros en la vuelta (2-0) con goles de Demirovic y Pedraza. El tranquilo duelo con el equipo balear fue el preludio del cierre de la primera vuelta liguera, resuelto con un 1-0 (Manu García) ante el Sevilla.

Una semana más tarde llegó el mayor quebranto que hasta ayer había sufrido Abelardo en Mendizorroza. El 2-2 ante el Leganés después de dejar escapar una renta de dos goles (Munir y Pedraza) supuso un varapalo, sabor agridulce que no se quitó de la boca del alavesismo pocos días después cuando el triunfo ante el Valencia (2-1, tantos de Munir y Sobrino) no fue suficiente para acceder a las semifinales coperas tras caer en los penaltis. Ayer se amplió ante el Celta esa tendencia positiva; la única derrota desde noviembre se vivió ante el Eibar.