Vitoria - El Deportivo Alavés protagonizaba ayer una peculiar racha al ser el único equipo de las grandes competiciones europeas que todavía no conocía el empate en toda la temporada y dicho resultado tuvo que llegar en las peores circunstancias posibles. Si antes del encuentro ante el Leganés se hubiese ofrecido al aficionado dicha posibilidad, la misma no hubiese sido tomada como un mal final. Pero sí lo fue teniendo en cuenta las circunstancias en las que se desarrolló el encuentro, los dos goles de ventaja que disfrutó el cuadro albiazul y la decisiva implicación que tuvo el arbitraje para que el conjunto madrileño acabase por conseguir las tablas, un resultado que El Glorioso estrenó en su vigésimo quinto encuentro de la temporada sumadas las competiciones liguera y copera.

Llegó el empate que tanto se ha dilatado en el tiempo, además, con la segunda remontada que el equipo de Abelardo sufre en el exiguo margen de cinco días. Los partidos del conjunto vitoriano habían tenido siempre desarrollos muy parecidos a lo largo del curso con la única excepción de aquel en Montilivi en el que se le consiguió dar la vuelta al resultado después del 2-0 inicial del Girona. Al margen de ese encuentro, hasta la reciente visita al Valencia el Alavés siempre perdía cuando el rival marcaba primero y siempre ganaba cuando era él mismo quien conseguía golpear primero.

La tendencia se rompió en Mestalla con otro final que los albiazules no supieron gestionar. Entonces, tras el gol inicial de Sobrino llegaron el empate de Guedes, la expulsión de Diéguez y el 2-1 definitivo de Rodrigo. Ayer ante el Leganés no se cedió una derrota -por fortuna, ya que en la locura final no hubiese extrañado un tercer tanto visitante-, pero se desperdició una sustancial renta de dos goles que bien se pudo haber ampliado. De nuevo, y a partir del protestado penalti de Guidetti, el último tramo se jugó con excesivos nervios -contra el Valencia los provocó el error de Sivera en el empate-, el equipo se vio penalizado con una nueva expulsión -en este caso de Ely- y llegó otro fallo gravísimo esta vez de Alexis en un mal despeje.

Una tortura final que echó por tierra otro gran partido del equipo de Abelardo y también una victoria que hubiese supuesto un salto muy importante y una gran dosis de tranquilidad de cara a la salvación.