La pasada edición de la Copa del Rey le sirvió a Pellegrino para mantener un elevado grado de competitividad entre todos los elementos de su plantilla durante las primeras semanas de 2017. Una fase clave del pasado curso en la que el equipo albiazul fue creciendo paulatinamente con la participación de todos sus miembros, que se fueron repartiendo la presencia entre la Liga y la Copa alternando entre ellos los encuentros entre miércoles y domingos. Entonces, la segunda unidad del técnico argentino dio la talla con creces -fue la que condujo al equipo hasta las semifinales, donde entró el equipo de gala, y también dejó partidos como el de Gijón, donde se selló prácticamente la permanencia en medio de esa recordada eliminatoria contra el Celta- y puso sobre la mesa un nivel de competencia para los titulares habituales que sirvió para que este bloque no se relajase y mantuviese un ritmo elevado en todo momento. Una situación que vuelve a repetirse ahora con Abelardo al frente del banquillo vitoriano. La Copa vuelve a ser el banco de pruebas para los que menos minutos acumulan en el torneo de la regularidad y los que ayer llevaron el peso en Mestalla evidenciaron que en cualquier momento pueden cambiar de grupo para convertirse en titulares el fin de semana sin que el rendimiento del colectivo se debilite.
Ya había advertido el preparador gijonés que la importancia estaba focalizada en los encuentros ligueros y por ello apostó de nuevo por una alineación inicial plagada de esos futbolistas que no están llamados a la titularidad el domingo en ese duelo con el Leganés que se prevé tan importante. Martin, Pina y Guidetti son los únicos que se perfilan entonces como miembros del once inicial, aunque algunos de los que partieron de inicio dejaron claro que estarán preparados para cuando toque. El caso más evidente fue el protagonizado por un Hernán Pérez que apenas lleva una semana en Vitoria y que ya dejó muestras ayer de su talento. El paraguayo demostró que dentro de muy poco puede convertirse en una alternativa seria a Ibai Gómez, ya que es capaz de aportar una chispa diferente al ataque con su capacidad para desbordar y para acompañar las acciones ofensivas con sus apariciones en segundo término. Así dispuso de dos grandes ocasiones en una primera parte en la que el cuadro albiazul fue muy superior.
Y es que, individualidades a un lado, los futbolistas que ayer jugaron en Mestalla vinieron a dar continuidad a la seriedad, sacrificio y compromiso que el Alavés viene exhibiendo desde la llegada de Abelardo. Hasta que las piernas no dieron más de sí tras el rápido empate del Valencia y la expulsión de Adrián Diéguez -la solución para el lateral izquierdo el domingo con la baja de Rubén Duarte no es sencilla-, El Glorioso fue superior a su rival y los futbolistas que llevaron el peso dejaron claro que quieren ser importantes.