vitoria - ¿Realmente hay que hacerse esa pregunta, de verdad que es necesario? La contestación a este periódico de un socio alavesista el pasado domingo en Mendizorroza, minutos antes del comienzo del partido ante el Sevilla, podría resumir con gran realismo el sentir general que ahora mismo desprende el alavesismo respecto a la renovación de Manu García como jugador del Glorioso, sin duda un tema sensible para la zona noble de la entidad alavesa dado el apego y la cercanía que el capitán siempre ha desprendido entre la masa social desde su llegada al club hace ahora seis temporadas. A falta de escasos meses para que expire su contrato -30 de junio de 2018-, comienza a existir entre el graderío de Mendi cierto runrún respecto a la continuidad del capitán, que por si en la cúpula directiva aún se alberga alguna duda a la hora de firmarle un nuevo contrato, volvió a firmar el domingo un partido soberbio, gol incluido, ante el Sevilla. Fue un nuevo ejercicio de liderazgo y compromiso donde el vitoriano no solo sostuvo a sus compañeros cuando vinieron mal dadas sino que llevó en todo momento la batuta que Abelardo quería, presionó al colegiado en el momento justo y desquició por completo a los rivales de turno también en el instante preciso. Muescas de ese otro fútbol que también ganan partidos y que Manu García acostumbra a desplegar con asombrosa veteranía.
Galones y respeto ganados a pulso con sangre, sudor y muchas lágrimas que sin embargo, al menos hasta la fecha, solo han sido recompensados con el calor de la grada porque desde la directiva, más allá de renovarle hace un par de años tras el ascenso a Primera División, justicia económica con el jugador no ha impartido mucha, teniéndose que conformar el vitoriano con un salario de perfil bajo muy alejado de las astronómicas fichas que han venido recibiendo algunos compañeros cuyo rendimiento ha sido claramente inferior al del capitán.
un símbolo amenazado Por este motivo, ahora que club y jugador parecen haber empezado a hablar sobre su futuro, existe entre el alavesismo ese temor a perder al símbolo de este equipo al final de temporada por dejadez de la cúpula directiva, como ya le ocurrió el verano pasado con otro vitoriano como Gaizka Toquero, al que diferencias económicas con la entidad le obligaron a marcharse de Vitoria con destino al Zaragoza de Segunda División que dirige el también vitoriano, y exalbiazul, Natxo González. “Ya nos ocurrió el año pasado y lo estamos pagando. Hay jugadores, sobre todo si son de aquí, que debes tenerlos siempre en tu vestuario para cuando vengan mal dadas, como nos ha ocurrido en el comienzo de la presente temporada, por eso no creo que el club vuelva a cometer el mismo error dos veces. ¡Sería para matarlos! y además sería una injusticia tremenda porque el jugador se ha ganado a pulso continuar en el Alavés”, sostenía el pasado domingo Luis Barahona, un abonado que participó en la encuesta a pie de campo que este diario llevó a cabo para pulsar la opinión del alavesismo respecto a la situación de Manu García en el Glorioso y que se saldó con un rotundo respaldado a favor de la continuidad del vitoriano.
a favor y en contra Alavés y jugador hace días que hablan al respecto, si bien el club ya dejó claro a finales del pasado año que quiere renovar a Manu García al considerarlo un valor irrepetible dotado además de unas prestaciones idóneas para ajustarse a la filosofía del club. El propio capitán, que de momento se muestra reacio a hablar en público sobre su futuro, también estaría dispuesto a quedarse en Vitoria, de modo que la única cuestión que quedaría por resolver sería por cuánto y durante cuánto. “Lo que ha hecho en Vitoria este chico creo que se merece una renovación. Sería una desilusión muy grande que se marchara”, reconoce en este sentido Satur García. Otro abonado como Xabi Gutiérrez abunda en esta misma cuestión, confirmando que la influencia de jugadores como Manu García en un vestuario va mucho más allá de su papel en el terreno de juego. “Nos guste o no, Manu es el alma de este equipo y sin él en el equipo, el Alavés es menos Alavés”.
Como era de esperar, la continuidad del centrocampista vitoriano el año que viene en el Alavés -sería su séptima temporada desde que llegó en la 12/13- también tiene sus detractores, para quien García “no tiene el nivel suficiente para jugar en Primera División” o “está ocupando la plaza de otro jugador que nos podría venir mejor”. Opiniones en cualquier caso minoritarias ante un clamor pocas veces tan unánime como el que ahora mismo desprende la renovación del vitoriano. La última vez que jugador y club estamparon su firma de compromiso tuvo lugar el 1 de julio de 2016, con el ascenso a Primera División todavía presente en la retina del alavesismo y la figura de Manu García como uno de los más destacados de la temporada, “el motor del equipo en el centro del campo”, como lo definió el propio club, que recompensó su entrega a lo largo de los 37 partidos disputados aquel curso con un contrato de dos años que ahora toca a su fin. Ni que decir tiene que en este tiempo, la influencia de Manu sobre el equipo ha crecido de manera notable, al igual que los resultados, lo que quizá, en un símil empresarial, pueda interpretarse ahora como el momento de cobrar su merecido bonus. ¿Sabrá estar el club a la altura de uno de sus referentes?