vitoria - Registró una buena entrada Mendizorroza y eso que la hora y el tiempo no ayudaban. Pero el estadio albiazul es así y de nuevo el alavesismo estuvo a la altura de las circunstancias, consciente de lo mucho que había en juego ante el Sevilla -salir nada menos que de los puestos de descenso- y con muchas ganas de ver en directo a los, de momento, dos refuerzos invernales del club, John Guidetti y Hernán Pérez. Sin rastro de la nieve que días atrás había cubierto y dejado tocado el césped de Mendi, los prolegómenos arrancaron con un homenaje popular a Fernando Pacheco por su centenario con la camiseta del Alavés y, antes, otra arenga parecida por parte del speaker del club rindiendo también su particular homenaje a Laguardia, que ayer debutaba en Liga después de nueve meses lesionado, y Guidetti, el extrovertido delantero sueco que ayer también debutaba de manera oficial con su nuevo equipo.

Hubo reunión de grupo en el centro del campo entorno a Manu García, cómo no, y con puntualidad británica el colegiado Sánchez Martínez dio comienzo al partido. El Pitu Abelardo, intenso desde el primer minuto, siempre fuera del banquillo, una estampa que ya no dejaría hasta el final. Y al tiempo, la grada también metida en el partido desde el primer momento, sobre todo a raíz de una falta no pitada sobre Munir que ocasionó la primera gran ocasión del partido para el Sevillla y que desbarató Pacheco. Con mucho de pelea, poco fútbol y un disparo de Guidetti desde fuera del área se llegó al descanso con no pocas buenas sensaciones ante un Sevilla vulgar.

Con el regusto de las mismas comenzó el segundo período, sin cambios en ninguno de los dos equipos y el alavesismo igual de enchufado a pesar de que el termómetro continuaba bajando... Hasta que en el minuto 52, ¡boom! Zapatazo de Manu García y Mendi estalló con el primero de la tarde, que se veía venir tras el agobiante acoso albiazul. El capitán con su pierna derecha y a media volea adelantaba a su equipo a la salida de un córner y El Glorioso abandonaba los puestos de descenso. Fue el quinto gol en Primera del vitoriano, de nuevo con una influencia notable en el juego de su equipo. Bajó las revoluciones entonces el equipo, quizá se atrincheró por momentos y aguardó las salidas a la contra aprovechando que al Sevilla no le quedaba más remedio que dar un paso al frente. En ese tránsito, Guidetti volvió a tener una ocasión clara de gol, su segunda, tras un disparo desde fuera del área y Munir continuó percutiendo la defensa sevillista hasta desquiciarla. Corría el minuto 70 y tenía el partido el conjunto albiazul donde quería, con un rival casi herido de muerte que no era capaz de reaccionar y un Alavés al que le faltaba creerse un poco más que era capaz de matar el partido con un poco más de fe. Pero las piernas ya no iban y el desgaste físico hacía mella en un plantel que trataba de arañar minutos al crono por culquier vía. Manu García pedía ensanchar el campo a sus compañeros y Abelardo tardaba en reaccionar desde el banquillo para dar un respiro al equipo. Lo hizo al poco con Wakaso, que sustituyó a Munir, otro que terminó agotado, y Sobrino por Ibai, que también se llevó una buena ovación desde la grada. Y en el 94, tras unos agónicos minutos finales, Sánchez Martínez decretó la conclusión. El capitán se derrumbó en el suelo con calambres y el resto de compañeros se fundieron en una piña tras una victoria fundamental para el futuro del equipo.