Vitoria - El Deportivo Alavés tiene esta noche una oportunidad de redención que le permita engancharse de manera definitiva a la pelea por la permanencia y, dependiendo de lo que ocurra el sábado en el derbi gallego, incluso alcanzar las vacaciones navideñas en la zona que le permitiría conservar la categoría de cara a la próxima temporada. Dejando a un lado lo que el Deportivo de La Coruña pueda hacer ante el Celta en el partido que cerrará el año en LaLiga, El Glorioso buscará esta noche una victoria ante el Málaga que le permita, al menos, dormir un par de días fuera de la zona roja y también quedarse pegado, pase lo que pase el sábado, a unos puestos de tranquilidad que hace unas semanas se veían tan lejos.

La buena racha de victorias que el equipo albiazul protagonizó tras la llegada de Abelardo se vio cortada el pasado sábado en el Wanda Metropolitano, pero, al menos, el regreso de Madrid se hizo con la sensación de haber competido de tú a tú durante tres cuartos de partido un grande de Primera División. No se sumó en forma de puntos, pero, al menos, sí que se sacó un beneficio en lo referido a las sensaciones.

La idea del nuevo técnico ha cuajado rápido y con buenos resultados, pero la de hoy es una de esas jornadas que reafirman o niegan tendencias. De la mejoría que se viene viendo sobre el verde solo se seguirá hablando en el caso de ganar esta noche, ya que un tropiezo supondría volver a levantar el muro de las dudas tras el que este colectivo ha estado escondido desde los albores de la temporada.

El volantazo que Abelardo consiguió dar con las victorias enlazadas ante Girona y Las Palmas supuso revertir la tendencia decadente de un equipo que enfilaba a toda velocidad la dirección de Segunda División. Conseguido enderezar el rumbo, lo más difícil en estos casos, retomada la senda que conduce a la permanencia toca acelerar para recuperar el tiempo perdido. Y el duelo contra el Málaga es fundamental en esa progresión para ponerse a la par. o al menos ya a vistazo de retrovisor, de los rivales directos en esta carrera en la que aún queda muchísimo por definir.

El estilo marcado por el preparador gijonés es claro y se centra en dificultar al máximo el juego del rival a base de un enorme despliegue físico para forzar la presión desde posiciones adelantadas y cerrar espacios para evitar que el oponente se presente en zonas de compromiso. Un trabajo colectivo para buscar la recuperación y montar rápidos contragolpes, a ser posible con numerosos efectivos. Y, con esa excepción que supuso la visita al Atlético, ensayando el remate en cuanto se tiene ocasión.

La idea se tiene que mantener en una noche en la que el acierto en las áreas se presenta como clave. El Málaga viene de sufrir un enorme varapalo ante el Betis, pero es un equipo que carece más de estabilidad que de argumentos. Eso sí, Míchel está muy lastrado por las bajas, más aún tras las sanciones de Rosales y Adrián que le dejan todavía más mermado para un compromiso que es tan importante para los costasoleños como para los vitorianos en esa pelea por la salvación.

Cabe esperar que Abelardo copie milimétricamente la que ha tomado como alineación de base y que ya ensayó ante Las Palmas y Atlético con buenos resultados. El asturiano ha conformado con rapidez un once que le aporta rendimiento -la única duda puede estar en la posición de Burgui, aunque seguramente seguirá confiando en un jugador que ya fue importante en su Sporting la pasada campaña-, pero la prueba del algodón le llegará hoy con un encuentro que adquiere tintes de final y en el que está en juego engancharse al vagón de cola del tren de la permanencia o quedarse, una vez más, tirado en la estación a la espera de un nuevo convoy que cada vez es más difícil que aparezca.