- O Paco Jémez o El Pitu Abelardo. Uno de estos dos nombres será el nuevo entrenador del Deportivo Alavés, en principio, hasta el final de temporada. La decisión por parte de Josean Querejeta, que ya está bastante avanzada, se tomará en cuestión de horas porque la idea es que el nuevo inquilino se ponga ya mañana manos a la obra, aunque no se siente en el banquillo para dirigir al equipo en el partido de vuelta de los 1/16 de final de la Copa del Rey. Después de varios días de búsqueda y después de que surgieran un buen puñado de nombres de forma interesada por parte de sus respectivos agentes, el Alavés cerró ayer definitivamente el círculo para contratar a su tercer entrenador de la temporada poniendo el foco en el andaluz Paco Jémez y en el asturiano y ex jugador del Alavés, El Pitu Abelardo. A juzgar por sus respectivas carreras profesionales, ambos candidatos parecen ajustarse al perfil que ahora demanda el club, es decir, técnicos relativamente jóvenes, con experiencia en Primera División y de nacionalidad española. Un proceso de selección diametralmente opuesto al que hace dos meses se llevó a cabo con Gianni De Biasi y, por su puesto, con Luis Zubeldía en verano. Estilos antagónicos para una plantilla mal confeccionada y planificada a la que ahora deberán ser capaces de extraer el mayor rendimiento Paco Jémez o Abelardo. El andaluz, que el curso pasado fue cesado a las primeras de cambio en el Granada tras sumar solo 2 puntos en los 6 primeros partidos de Liga, llegó ayer a última hora a España procedente de México, donde hasta el pasado lunes dirigió al Cruz Azul y que abandonó de mutuo acuerdo con el club azteca.

Por su parte, Abelardo, con el que el Alavés ya se reunió hace un par de meses en Bilbao antes de contratar a De Biasi, se encuentra en el paro tras se despedido también a primeros de enero (jornada 18ª) cuando el Sporting ocupaba puestos de descenso. El mismo equipo, por cierto, al que la campaña anterior había ascendido a Primera División. Dos perfiles con carácter y dos estilos bien distintos para un equipo en clara decadencia deportiva y emocional que necesita algo, una tecla quizá mágica o una dinámica positiva, para poder reaccionar. Cualquiera de los dos técnicos está en disposición de asumir un reto estratosférico para un profesional. Un proyecto cargado de minas y trampas que, como ocurre con los toreros, bien podría costarles la vida o resarcirles para la gloria. ¿Se atreverán?