¡Fulminado! Apenas unas horas después de firmar el segundo esperpento en el plazo de una semana, Josean Querejeta desenfundó de nuevo y destituyó ayer por la vía rápida a Gianni de Biasi como máximo responsable del primer equipo. Un artificial comunicado de apenas unas líneas fue más que suficiente para despedir al técnico italiano, agradecerle los servicios prestados y desearle suerte en su futuro profesional. 63 días después de su llegada a Vitoria como poco menos que un mesías redentor, el transalpino ya es historia en el Deportivo Alavés, que suma ya en lo que va de temporada dos cadáveres en el banquillo tras las salidas de Luis Zubeldía y el propio De Biasi. Como ya ocurrió con el cese del argentino, que solo duró cuatro partidos, será de nuevo Javi Cabello quien asuma de forma temporal la dirección del equipo a la espera de que el club encuentre nuevo entrenador. Una labor, según ha podido saber este periódico, en la que lleva ya días trabajando el cuestionado director deportivo de la entidad, Sergio Fernández, cuya hoja de ruta en este caso pasa por encontrar un técnico joven que acredite al mismo tiempo cierta experiencia en Primera División y que sea nacional. En las próximas horas se hará oficial el nombramiento del nuevo inquilino albiazul, que a buen seguro podrá ver ya en acción este jueves a sus nuevos jugadores en el partido de vuelta de los 1/16 de final de la Copa que enfrentará al conjunto babazorro contra el Getafe en Mendizorroza y que el próximo lunes, eso sí, dirigirá ya al equipo en el decisivo duelo ante el Girona, otro rival directo, en Montilivi.
interés por ‘el pitu’ abelardo En consecuencia, el baile de nombres que han comenzado a surgir para suplir al técnico italiano han sido no pocos en las últimas horas. Quizá uno de los que podrían encajar con más fuerza en el perfil que busca la directiva albiazul sería un viejo conocido de la parroquia albiazul como El Pitu Abelardo, ex jugador del Glorioso, Sporting y Barça, y ex técnico del equipo asturiano, al que ascendió a Primera División y con el que ya el Deportivo Alavés contactó hace unos meses antes de optar por la opción De Biasi. Paco Jémez, ex del Cruz Azul mexicano, y Javi Gracia habrían sido colocados también en el banquillo albiazul según varios medios digitales.
Sea como fuere, la destitución de Gianni de Biasi, por esperada, apenas sorprendió ayer a nadie en el alavesismo. Tras la debacle del pasado fin de semana ante el Eibar y, sobre todo, después del mensaje desafiante que el propio técnico lanzó a la directiva en sala de prensa -“Si creen que otra persona lo puede hacer mejor que yo, que me echen, pero no voy a bajar los brazos”, contestó el italiano a preguntas sobre su futuro-, su suerte ya estaba echada. Para cuando el de Sarmede abandonaba el sábado el estadio de Mendizorroza camino de su casa, su taquilla ya había sido vaciada.
Fue el epílogo a un viaje efímero de 63 días que arrancó en la jornada séptima en el estadio del Levante con seis derrotas en otras tantas jornadas como carta de presentación. Aquella tarde, un eufórico De Biasi concluía su primera comparecencia pública como máximo responsable del Alavés con una de esas frases que suelen resultar premonitorias. “Hoy empieza un nuevo viaje para el Alavés”, deslizó con tufo literario el italiano que, apenas un par de meses después, ha puesto el punto y final a tan fugaz periplo. Una carrera de apenas siete partidos -ocho si se cuenta el de Copa del Rey ante el Getafe, al que ganó por 1-0- donde solo ha sumado seis puntos de 21 posibles. Un registro tan pobre e insuficiente como la propia puesta en escena que trató de inculcar en el vestuario desde que llegó aquel 25 de septiembre. Se mostró desde el principio obsesionado por implantar sobre el terreno de juego un dibujo ultradefensivo que suele funcionar cuando el equipo que lo ejecuta va por delante en el marcador pero que en Vitoria se ha manifestado claramente inútil habida cuenta de la nula capacidad creativa y organizativa que presenta este Alavés. En este sentido, un dato registrado durante el último encuentro ante el Eibar en casa resulta revelador: el primer disparo a puerta del Alavés ante el conjunto armero llegó en el minuto 85. Un guarismo significativo que lejos de resultar anecdótico se ha tornado en demasiado habitual en lo que va de temporada para el Alavés.
el precedente de granada En este contexto, tras el esperpento táctico de hace dos semanas en Getafe y la posterior rajada del italino, y después del inédito once titular del pasado sábado ante el Eibar, donde De Biasi dejó fuera a jugadores talentosos y ofensivos como Munir o Pedraza, la confianza de la directiva que encabeza Josean Querejeta en el técnico italiano se agotó, siendo cuestión de horas que se anuncie su sustituto (el tercero de la temporada tras Zubeldía y el propio De Biasi) como último recurso para tratar de revertir la situación. Llegado el caso, será el director deportivo, Sergio Fernández, también en entredicho debido a su nefasta planificación de la plantilla, quien comunique la decisión al italiano.
Hasta entonces, el alavesismo continuará agarrándose al clavo ardiendo que toque para mantener la ilusión. Incluso a pesar de ser consciente de que aún restando 25 jornadas por delante, este muerto, que se parece mucho al Granada que el año pasado descendió a Segunda, tiene muy pocas opciones de sobrevivir. Por contextualizar el fracaso deportivo del conjunto nazarí, un par de datos de su triste papel en la 16/17: ocuparon su banquillo hasta cuatro entrenadores a lo largo de la temporada (Paco Jémez, Lluis Planagumá, Lucas Alcaraz y Tony Adams), y terminó descendiendo de manera matemática un 29 de abril, varias jornadas antes de la conclusión del campeonato con unos paupérrimos 20 puntos obtenidos a partir de las cuatro victorias, los ocho empates y las 26 derrotas que sufrió. En aquel viaje a los infiernos de la Segunda División le acompañaron Osasuna (22 puntos) y Sporting de Gijón (31 puntos).
de biasi, “triste” Confiando en que a ese escenario no llegue el Alavés, su ya exentrenador, que previsiblemente acudirá hoy a Ibaia para despedirse de sus ya exjugadores, aprovechó ayer los canales oficiales del club para manifestar su tristeza por no haber sido capaz de revertir la situación y haber colocado al equipo en una posición menos comprometida transcurridas varias semanas desde su llegada. “Me siento triste por no haber tenido tiempo para crear un equipo con un espíritu común y una identidad diferente”, señaló el técnico transalpino, que abundó: “Quiero dar las gracias al Alavés, en primer lugar, y también a los chavales que trabajaron para revertir la ruta, así como a todos los que ayudaron a tratar de mejorar la situación”. En último lugar, se mostró agradecido por el apoyo de la “maravillosa” afición albiazul, que “siempre estará junto a su equipo”. “¡Fuerza y ánimo chavales! ¡Fuerza Alavés!”, concluyó De Biasi.
Efecto desvanecido. Si bien es cierto que el efecto De Biasi funcionó a las primeras de cambio, con el paso de los días se fue desvaneciendo hasta el punto de ya no funcionar con el equipo ni desde el plano emocial ni táctico.
Sistema ultradefensivo. El italiano llegó con una clara apuesta defensiva de cinco jugadores atrás y murió con ella. El resultado en este capítulo, muy pobre, ofreció muy pocas alternativas en cuanto a movimientos y criterio de juego en la ofensiva.
No se adaptó a la plantilla. Los sistemas hay que adaptarlos a los jugadores y nunca al revés. El técnico italiano quiso implantar su filosofía de juego a costa de los jugadores y se equivocó.
Demasiadas dudas. En su corta etapa en el Alavés solo repitió un once titular en sus ocho partidos desde su llegada, lo que deja claro las tremendas dudas que le generaban los jugadores.
Fútbol primitivo. Cuando juegas siempre a no perder y ofreces tan poco en el plano ofensivo es muy dificil que puedas ganar. Y esa realidad la sufrió con creces y en sus propias carnes el preparador de Sarmede, que en sus ocho partidos como albiazul solo sumó tres victorias y cinco derrotas.
63
La etapa de Gianni De Biasi en el Deportivo Alavés ha durado solo 63 días, apenas unos pocos días más que el récord que en este sentido existe en la casi centenaria historia reciente del club, que obra en poder de Manix Mandiola, que estuvo al frente del equipo solo 47 días.