Vitoria - Álvaro Medrán llegó al Deportivo Alavés con la idea de que se convirtiese en el cerebro y motor ofensivo del fútbol del equipo, pero el centrocampista cedido por el Valencia aún no ha encontrado acomodo en los planes de los tres técnicos que han ido pasando por el banquillo de Mendizorroza. Luis Zubeldía, Javi Cabello y Gianni De Biasi han considerado al cordobés como una pieza prácticamente inamovible en sus esquemas, pero lo han encajado a martillazos, como si fuera una pieza de puzle forzada a entrar en un hueco que realmente no le corresponde. Como es evidente que tiene que ser un futbolista importante en el armazón de este equipo que cada semana que pasa va acercándose cada vez más a su forma final, el partido de mañana contra el Espanyol se antoja fundamental para dirimir en qué posición va a acabar jugando finalmente.

En el que sería su último partido al frente del banquillo vitoriano, Zubeldía hizo uno de sus experimentos situando a Medrán escorado a la derecha en la zona ancha dentro de su esquema 4-4-2 ante el Villarreal. Una idea que funcionó bastante mal en todos los planos, generando un boquete enorme en esa zona en lo defensivo y sin que el jugador llegase a coger la manija del juego.

En la interinidad de Javi Cabello, el cordobés actuó en una posición centrada y justo por detrás del delantero en el dibujo 4-2-3-1. Esa posición en la mediapunta contra Deportivo y Real Madrid la repetiría, ya con De Biasi, frente a Levante y Real Sociedad. Por características técnicas, se trata de una demarcación que no le va del todo mal, sobre todo a la hora de filtrar pases de calidad. El problema venía por su lejanía a la zona de creación y su obligación de retrasarse muchos metros para recibir el balón, lo que propiciaba la absoluta soledad del delantero al no ser el cordobés un futbolista acostumbrado a llegar al área.

El cambio de dibujo en la visita al Betis agudizó aún más este problema. Entonces, el centrocampista cedido por el Valencia actuó aún más adelantado, haciendo casi pareja arriba con Munir en el 5-3-2. De nuevo, una posición incómoda para el andaluz, acostumbrado a un mayor contacto con el balón y con poco hábito de empujar desde atrás para llegar al área.

El atisbo de luz llegó en el partido de Copa contra el Getafe. Varió de nuevo el preparador alavesista el sistema, dibujando un 5-4-1 en el que el cordobés formaba pareja en el eje del campo con Tomás Pina. Sobre todo en la segunda parte, el centrocampista se convirtió en amo y señor de la sala de máquinas -mucho contacto con el balón en el arranque del juego, aportando criterio y celeridad en la salida-, proyectando con su precisión el arranque de ofensiva albiazul que acabaría culminando con el tanto de Christian Santos a propio servicio suyo en un preciso lanzamiento de falta desde la banda izquierda.

En su posición natural, Medrán sacó su mejor fútbol. Mejoró individualmente en una posición que es la suya natural y donde se mostró realmente cómodo y eso se tradujo en beneficio para el colectivo, con un Alavés que por momentos firmó un buen fútbol. Casi con total seguridad, Medrán recuperará mañana la titularidad que no pudo disfrutar ante el Valencia. Habrá que ver si se mantiene como segundo punta al lado de Munir con todas las carencias que esa posición genera al juego alavesista y si De Biasi apuesta por meterle dentro de la tripleta de tres centrocampistas, que es donde el cordobés mejor rinde.