Vitoria - Si fuese un episodio individualizado, el Deportivo Alavés no debería estar excesivamente preocupado por la derrota de ayer en un derbi contra la Real Sociedad en el que bien pudo haber sumado algún punto a su casillero, los tres incluso de contar con unos recursos ofensivos mejores. El problema es que el encuentro de ayer en Mendizorroza no es un capítulo aislado, sino que forma parte de un serial que en siete de las ocho ocasiones que se ha programado ya ha acabado con un resultado del todo negativo. En derrotas como la de ayer es cuando se comienzan ya a echar de menos los puntos perdidos en las seis primeras jornadas en encuentros en los que varios de los rivales no hicieron mucho más que los albiazules para llevarse la victoria. Ahora, esa carencia de puntos se convierte en una pesada mochila que hay que arrastrar y que va a seguir acumulando carga con cada nueva derrota.

Tras el subidón anímico que supuso el triunfo contra el Levante, ahora toca diferir la frustración y la certeza de que se parte con una desventaja de puntos enorme en la carrera por la permanencia. El objetivo ahora es ir fijando objetivos a corto plazo y que los once partidos que quedan para cerrar la primera vuelta no se conviertan en la tumba definitiva de las opciones de permanencia de los vitorianos.

De momento, hay tiempo de sobra para la reacción. Pero hay que ponerse a ello cuanto antes, aunque sea con pasos cortos. Para El Glorioso, sumar un punto cuando no se puedan ganar los tres es ya cuestión obligatoria. En el horizonte más lejano hay que pensar en alcanzar los 42 puntos que aseguran la permanencia al final de la temporada, pero para alcanzar la meta antes hay que ir superando metas volantes a las que hay que llegar con unos mínimos para que se pueda mantener la fe.

En lo que queda de primera vuelta, el objetivo tiene que ser acercarse lo máximo posible a la veintena de puntos y, como mínimo, superar los quince cuando el calendario señale el inicio de un nuevo ciclo. Todo lo que sea quedarse por debajo de esa cifra supondría tener que recurrir a una recuperación milagrosa en el segundo tramo de la competición.

El problema para el Alavés no es tanto el ahora como el ayer. La herencia recibida tan manida en otros aspectos de la vida. Pero tiempo hay aún para reaccionar.