Vitoria - Sergio Fernández fue a buscarlo hasta Colombia y el propio director deportivo fue ayer el encargado de transmitirle que su ansiada aventura en el fútbol español había llegado a su fin. Apenas cien días después de su puesta de largo -los habría cumplido el próximo viernes, la víspera de su choque contra el Real Madrid-, el de Santa Rosa no solo ya es historia en el Alavés sino que su cese le convierte en el octavo pasajero de la era Querejeta, que a partir de hoy deberá abonar tanto a Zubeldía como a sus dos ayudantes -Maximiliano Pablo Cuberas y Lucas Ezequiel Vivas- el año de contrato que les resta. A partir de ahí, es probable que el ya expreparador acuda a Ibaia para despedirse de sus muchachos antes de regresar a su Argentina natal. A modo de aperitivo, el capitán Manu García se despidió ayer del técnico a través de su cuenta de Twitter con toda una declaración de intenciones además de un mensaje a la afición. “Agradecido por vuestro trabajo y honradez. Mucha suerte a todos. Nosotros somos los máximos responsables. Un fuerte abrazo Luis, Maxi y Lucas”, escribió el vitoriano, que poco después añadió: “Momentos difíciles, pero la temporada acaba de empezar, necesitamos unión, humildad y compromiso. Confío en mi gente”.

Por la particularidad del fútbol, la destitución del preparador argentino era ayer un secreto a voces incluso para él mismo, que ya barruntaba ese desenlace cuando se mostró ambiguo y dubitativo ante la prensa. “Mi puesto... No me planteo la cuestión de si está en duda o no, o si es el momento... Firmé por un año aquí y quiero hacer lo mejor. Entendemos que el arranque es muy malo, pero también trabajamos para sacarlo adelante. Mientras veamos que el equipo siga comprometido nosotros vamos a seguir trabajando”, señaló. Como quiera que la paciencia y el fútbol nunca han casado bien, a media tarde se hizo pública la notificación de su destitución como medida de choque para detener semejante hemorragia. Cuatro escuetas líneas y fin de la historia.

Sin embargo, si bien es cierto que gran parte de la situación actual es debida a su responsabilidad, otra parte sustancial de que el equipo deambule en estos momentos en semejante escenario obedece a la acción, o inacción, de otros protagonistas menos expuestos ante la opinión pública, El primero, el propio club, con Josean Querejeta a la cabeza, por no haber confeccionado una plantilla en su segundo año en la élite a la altura de las circunstancias. Y en segundo, su valedor, el director deportivo, Sergio Fernández, por haberle completado la plantilla con la temporada ya iniciada, sabiendo que la campaña anterior había concluido el 28 de mayo, después de la final de Copa ante el Barça. De modo que con estos mimbres en la mano ha tenido que actuar el ya extécnico albiazul durante tres meses, donde ha sido responsable, eso sí, de despropósitos como el que firmó hace dos jornadas ante el Celta, con una alineación inédita en todos los sentidos. “Lo único que deseo en lo más profundo de mi corazón es que a final de la temporada ustedes como el alma que son de este club estén orgullosos de nosotros”, prometió el argentino en la presentación del equipo en la plaza de Los Fueros. Otra vez será Príncipe.