Vitoria - Al Deportivo Alavés comienzan a exigirle sus urgencias y alcanza una de las semanas más exigentes de la temporada en estado de absoluta necesidad por la racha de tres derrotas consecutivas con las que ha arrancado su segunda andadura en Primera División. En prácticamente un mes de competición ha disputado esos citados tres encuentros y ahora, en apenas siete días, encadena otros tantos consecutivos en los que se juega muchísimo. Villarreal, Deportivo de La Coruña y Real Madrid suponen un triple examen para un equipo obligado ya a puntuar para evitar seguir cayendo, pero, sobre todo, son la prueba de fuego para un Luis Zubeldía que se juega su futuro en el exiguo margen de una semana tras haber agotado en poco menos de un mes el crédito con el que arrancó el nuevo curso.

A día de hoy, la situación del técnico argentino es peliaguda. El de Santa Rosa ha tenido que remar contra la corriente por incontables razones y estos días está disfrutando de su primera semana de trabajo con la plantilla al completo. Las tardanzas y apuros en la confección y cierre de la misma han sido un factor muy contrario a los intereses del entrenador, eso nadie lo puede negar, pero él tampoco ha sabido, hasta la fecha, pulsar las teclas adecuadas para convertir en un grupo competitivo a un equipo al que todavía le queda mucho trabajo por hacer. Que en la planificación del nuevo proyecto muchas cosas se podían haber hecho mejor es evidente, pero que el primer damnificado de seguir así de mal las cosas sería el responsable del banquillo es una cuestión que tampoco se le escapa a nadie.

Con todo el equipo Y es que, más allá de los resultados, son las formas las que generan las mayores dudas. Zubeldía ha buscado diferentes alternativas sin encontrar la adecuada e, incluso, en Vigo dio sensación de buscar una solución desesperada con la que acabó naufragando. Que el Alavés no puede ser a estas alturas un equipo redondo es más que evidente, pero lo que es difícil de explicar de puertas hacia afuera es que no haya una identidad reconocible que ejerza de base sólida sobre la que cimentar el crecimiento a futuro.

Con una semana entera para trabajar con su plantilla prácticamente al completo, la semana que viene -en la que el encadenado de tres partidos consecutivos no dejará apenas espacio al entrenamiento y la acumulación de esfuerzos obligará a manejar diversas variantes- se antoja como determinante para el futuro del preparador pampeño. Todo lo que no sea comenzar a sumar, y a ser mejor cuanto antes, puede suponer que su trayectoria al frente del banquillo alavesista quede finiquitada de manera extremadamente prematura y sin tiempo apenas para demostrar su valía.

Tres rivales apurados El serial de siete días arranca en la matinal del domingo contra un Villarreal que se quitó nervios de encima con su victoria en la última jornada contra el Betis y que hoy arranca su participación en la Liga Europa. El cuadro castellonense acumulará un cansancio que los vitorianos tratarán de aprovechar en un partido en el que se examinará la capacidad de desarrollar la filosofía que Zubeldía pretende implantar. El técnico argentino ha recalcado en varias ocasiones la necesidad de tener un control del balón superior al de los rivales y esa cuestión no se ha podido apreciar hasta ahora. Precisamente, el Submarino Amarillo es un equipo que, históricamente, ha gustado de manejar el balón y hacerlo circular, por lo que si El Glorioso quiere imponer su idea tendrá que ganar la batalla por la posesión.

El miércoles llegará la visita a La Coruña para hacer frente a un Deportivo que se presume rival directo por la permanencia. Los de Pepe Mel tampoco han comenzado el nuevo curso con buen pie, sobre todo por una debilidad defensiva alarmante para un equipo que cuenta con unos recursos ofensivos notables con Adrián López, Florin Andone o el recién llegado Lucas Pérez. En Riazor se jugará uno de esos partidos en lo que es importantísimo no perder y en los que ganar supone un paso adelante gigantesco.

Sin apenas margen para la recuperación, apenas dos días de descanso, el sábado siguiente cerrará la trilogía la visita del Real Madrid a Mendizorroza. Cierto es que el equipo de Zinedine Zidane no ha empezado el nuevo curso con las mejores sensaciones, tanto como que puede realizar un destrozo a cualquiera. Los precedentes ante Villarreal y Deportivo determinarán el valor real de este encuentro al que para Zubeldía es obligatorio llegar ya con puntos en el zurrón. Porque la semana de los tres encuentros encadenados puede ser la que permita vislumbrar luz al final del túnel o, por el contrario, la que pinte definitivamente un oscuro futuro para el equipo y el responsable de su banquillo.