Quería un trago corto Pellegrino para su despedida y así fue. Apenas unos minutos de exposición pública, y tal vez incómoda, ante los numerosos medios convocados para tratar de explicar los motivos de su marcha y adiós. Punto. Final. Alivio... Un “hasta pronto” sincero en el que no derramó ni una lágrima y donde tuvo tiempo de despedirse y fotografiarse con varios de los empleados del club que se acercaron hasta la zona del aparcamiento. Todo eso lo planeó en su cabeza y el club lo respetó, si bien de puertas a fuera, dada la singularidad del personaje y su conexión con el vestuario y el alavesismo, se echó mucho en falta un acto con más cariño donde estuvieran presentes más jugadores -ayer solo hicieron acto de presencia Manu e Ibai- y probablemente el presidente de la entidad, Alfonso Fernández de Trocóniz, que en el mes de junio del año pasado, durante su presentación como nuevo técnico del Alavés, sí estuvo al lado del propio Pellegrino y Sergio Fernández. Pero lo de ayer no fue lo de Ernesto Valverde días atrás en Lezama, arropado por toda la plantilla y plana mayor del club, ni probablemente El Flaco lo hubiera querido, pero al igual que existen las mentiras piadosas también las órdenes están para romperse en determinados momentos... Sea como fuere, al de Leones se le vio feliz. Vestido ya de paisano y con una muesca de pena por lo que ya no volverá. Se fotografió en el mismo césped con parte del equipo de Comunicación con el que tantas horas ha compartido esta temporada y también se fundió después en un abrazo con algunos ayudantes del primer equipo, con alguno de los periodistas presentes con el que compartió confidencias gastronómicas en torno a la manera de elaborar un buen asado y, ya en el exterior del estadio, con dos representantes de Iraultza 1921, que entregaron al ya ex entrenador del Alavés un presente antes de desearle la mejor de las suertes. - A. Goñi