Madrid ? Finiquitó ayer el Deportivo Alavés una de las mejores temporadas de su historia con su segunda gran final dentro de su nonagenaria trayectoria, el colofón sin premio gordo en un curso de regreso a la máxima categoría que se ha sellado mucho mejor de lo que hasta el más optimista podía prever. Un equipo que queda grabado ya a fuego en la memoria de una afición que solo se quedó con las ganas de ver al capitán albiazul levantando el trofeo copero, que no hubiese sido otra cosa que la guinda a un año excepcional que será recordado por todos eternamente.La matrícula de honor no se ha alcanzado al no llegar el título copero en la segunda final en la historia del club gasteiztarra, pero para llegar al diez en la calificación antes se había avanzado con notas sobresalientes en todos los exámenes de la temporada. Y eso que la misma en su concepción no resultó para nada sencilla, ya que tras el ascenso a Primera División el proyecto se remodeló por completo y el club hubo de empezar prácticamente de cero en todos sus apartados, con especial relevancia en la parcela deportiva.Nuevo director deportivo, nuevo entrenador en el banquillo de Mendizorroza, nuevo cuerpo técnico y una plantilla renovada casi al completo durante un verano en el que en las oficinas del club faltaron horas de trabajo. Cuando el balón echó a rodar en el césped del Vicente Calderón el 21 de agosto, todo el alavesismo esperaba un año de enorme sufrimiento para conservar la categoría. Nada más lejos de la realidad, la temporada de ensueño se cerró ayer precisamente en el mismo sitio en el que arrancó, aunque le faltó el colofón festivo.Desde ese primer partido, la mano de Mauricio Pellegrino comenzó a forjar un equipo sólido en la defensa y, a partir de esa base, compitió al máximo. Unos cimientos que propiciaron la tranquilidad a lo largo de todo el ejercicio en Vitoria, siempre lejos de la zona roja de la clasificación y llegando a pensar en algún momento que la clasificación para Europa a través del séptimo puesto podía ser una posibilidad realista.Inicio espectacular fuera Los albiazules basaron su buen rendimiento en el arranque del curso en sus zarpazos lejos de Vitoria, mientras que en Mendizorroza al equipo le costó entrar en calor. De nuevo, contra la lógica del equipo humilde y recién ascendido, consiguiendo muchos más puntos a domicilio que como local, tendencia que variaría en la segunda vuelta.La palabra competitivo es la que mejor define a este equipo que fue creciendo con el paso de los meses hasta convertirse en un grupo temible. Los borrones dignos de mención en todo el curso han sido contados. Un equipo canchero, capaz de agarrarse con uñas y dientes a cada encuentro y, con unas armas muy definidas, ir rascando a grandes y pequeños para consolidar una permanencia holgadísima y el noveno puesto en la clasificación final.Reseñable es la gestión del técnico para que el equipo apenas haya notado picos y bajones, ya que la trayectoria se ha mantenido bastante regular. Y, encima, las mejores rachas de resultados se produjeron en la vorágine de encuentros de enero y febrero con la alternancia de Liga y Copa del Rey y en un final de curso sublime en la fase de preparación para la gran final de ayer.A la final ya llegó el Deportivo Alavés con el sobresaliente asegurado. Lo único a lo que aspiraba ya era a la matrícula de honor. Y solo le faltó hacerse con el primer título de su historia para completar su mejor campaña, aunque haber caído ayer no