vitoria - Basta con teclear los nombres de ambos clubes en cualquier buscador de Internet para certificar, de manera apabullante, las enormes diferencias que separan a Barcelona y Deportivo Alavés. A priori, los dos arrancarán esta noche sobre el césped del Vicente Calderón con el cincuenta por ciento de posibilidades de terminar levantando la Copa del Rey pero la realidad es que podría ubicarse un abismo entre uno y otro. El palmarés de títulos albiazul permanece todavía inmaculado a punto de cumplirse cien años desde su fundación mientras que la sala de trofeos culé necesita casi de un edificio para poder desplegarse en todo su esplendor. Por no hablar de unos presupuestos que ejemplifican a la perfección la batalla de David contra Goliath. Porque todo el dinero que ha destinado este curso El Glorioso a su funcionamiento es casi lo que gasta su adversario únicamente en una de sus grandes estrellas.
Retratos propios de una de las entidades deportivas más poderosas de todo el mundo y de otra que acaba de recuperar su sitio en la Primera División después de haber estado durante mucho tiempo al borde de la desaparición. Pero estas grandes diferencias se traducen muchas veces en datos demasiado abstractos que complican su comprensión. Cuando se trasladan a aspectos concretos y se coloca la lupa detenidamente en algún punto determinado, sin embargo, todo se vuelve mucho más evidente.
Esto es lo que sucede, por ejemplo, analizando los cuerpos técnicos que dirigen los designios de Alavés y Barcelona. Mauricio Pellegrino y Luis Enrique, que fueron compañeros defendiendo la zamarra blaugrana en el Camp Nou en el curso 1998-99, son sus máximos responsables pero detrás de ellos hay sendos grupos de profesionales de gran importancia para que todo salga según lo previsto. Son sus otros equipos. Claro que mientras uno apenas llegaría para completar un once, el otro es más numeroso que la mayoría de plantillas profesionales. Lo que en un escenario debe realizar una persona, en el otro lo llevan a cabo no menos de cuatro. Dificultad añadida para los albiazules y que se deriva, lógicamente, de la abismal diferencia en cuanto a capacidad económica de ambas entidades.
Si algo ha demostrado El Glorioso este curso, en cualquier caso, es que no se arredra en absoluto y que está capacitado para superar prácticamente cualquier problema que se le plantea en el camino. Y eso es así, fundamentalmente, por la excelente labor que está llevando a cabo poco más de una decena de personas que conforman el núcleo duro del otro equipo de Mauricio.
Pellegrino, evidentemente, es la principal cabeza visible del grupo y el que, como máximo responsable, toma la última decisión pero su caracter dialogante y sereno le lleva a apoyarse mucho en quienes tiene a su lado. En primera línea aparecen Carlos Compagnucci y Xavier Tamarit. El primero, argentino y amigo personal desde hace muchos años (El Flaco es padrino de uno de sus hijos), ejerce de segundo y en no pocas ocasiones lleva la voz cantante en los entrenamientos. Ambos, además, comparten el hecho de vivir alejados de sus respectivas familias, que permanecen en su país de origen aunque en una cita como la de hoy no podían faltar y estarán en el Calderón. Tamarit, valenciano, es el teórico del grupo y el que se encarga también de diseccionar a los adversarios. Coincidió con el primer técnico albiazul en el Valencia en 2012 y desde entonces no se han separado.
Funciones algo más específicas llevan a cabo el preparador físico David Rodríguez y Javier López Vallejo, entrenador de porteros. El que fuera guardameta de primer nivel durante muchos años es también psicólogo deportivo, faceta que le ayuda a mantener a tope a Fernando Pacheco y Adrián Ortolá. En ese aspecto otra figura clave es el coach Joseba del Carmen, que se encarga del aspecto anímico de la plantilla. Menos conocido pero en absoluto menos importante es el trabajo de técnicos como Borja de Matías o Jon Zubillaga que se dedican durante cada semana a desmenuzar todo tipo de datos que ayuden al grupo a extraer conclusiones y encontrar aspectos de mejora. Y por supuesto, el cuerpo médico que encabeza el doctor Javi Barrio y que cuenta con Edu Roldán, Josu Díaz e Iñigo Simón como fisioterapeutas y recuperador. además de la nutricionista Ainhoa Prieto vigilando la dieta del plantel. Por último, esforzándose para que todos encuentren lo que necesitan en su sitio, los utilleros Álvaro Sevilla y Sigifredo Miranda. Como remate del equipo, el recientemente nombrado mejor delegado de Primera, el exfutbolista albiazul Sendoa Agirre. Ninguno de ellos marca goles pero, sin duda, un trocito de la Copa, si acaba viniendo a Vitoria, les pertenece por derecho propio. Y eso que su adversario casi les triplica en número, que no en calidad.