Vitoria - El último partido de la temporada en Mendizorroza se había programado como una gran fiesta de homenaje el equipo por su sensacional campaña liguera y el equipo quiso sumarse al jolgorio con un auténtico festín a costa de un Celta que ya está a otras cosas. En esa escalera que el Deportivo Alavés lleva semanas subiendo peldaño a peldaño para tratar de llegar a la final de la Copa del Rey en el mejor estado físico y anímico, jugadores y aficionados degustaron ayer un manjar con la goleada a los vigueses. La viva imagen de esa proclama que afirma que El Glorioso nunca se rinde, trasladada ahora a la soberbia imagen con la que este grupo va a cerrar la temporada, amasando una victoria detrás de otra. Los muchachos de Mauricio Pellegrino van a llegar a la decisiva cita del 27 de mayo como auténticos aviones y allí ya será el fútbol el que decida. Por ganas, intensidad y tensión competitiva no va a quedar por parte de este colectivo al que nunca se le ha podido reprochar que se haya ido a la ducha sin sudar.

Como hacía adelantado, el preparador argentino decidió ayer alternar entre los más habituales y los jugadores que menos minutos han tenido, una tendencia que se repetirá en la visita al Leganés para mantener a toda la plantilla en ritmo de competición pero sin que nadie se sobrecargue de esfuerzos. El objetivo es que la tensión no decaiga y seguir, el otro gran reto para llegar a la final en dinámica positiva.

Con esa idea saltó de nuevo el equipo al césped de Mendizorroza el día de la despedida de la competición liguera. Como cabía esperar, los albiazules no rebajaron ni un ápice su intensidad de todo el curso y mordieron desde el primer segundo. Hacia arriba, todo lo contrario que un Celta hundido tras su eliminación en semifinales de la Liga Europa. Unos a ganar; otros, a cumplir la obligación del expediente. Una diferencia brutal de la que sacó partido El Glorioso a los cinco minutos de juego. Resbalón de Marcelo Díaz, balón recuperado por Manu García y definición de nueve de categoría la del capitán, picando el balón suavemente por encima de Villar para abrir el marcador.

Ese gol era claro preludio de lo que se les podía venir encima a los celestes, que se dieron por avisados, se hicieron con el dominio del esférico e intentaron inquietar a Pacheco. Pero el Alavés en estos momentos exhibe precisión de cirujano. Con la solvencia de todo el año en defensa, el equipo tenía ayer en ataque piezas de enorme talento. Así lo evidenció Katai en un saque de esquina que puso justo en la cabeza de Feddal para que a los 18 minutos el central hiciese el 2-0.

Visto lo visto, con solo mantener el pie firme en el acelerador el Alavés se iba a regalar un festín mayúsculo. Y en una campaña en la que el gol ha sido su gran caballo de batalla, no era cuestión de desaprovechar la ocasión de darse una atracón. La velocidad de más con la que jugaba y, sobre todo, tener todos los sentidos puestos sobre el césped, eran argumentos más que suficientes para hacer daño en cada llegada. Así, a los 37 minutos llegó el tercero. Una cabalgada de un poderoso Vigaray por la banda diestra y un medido servicio lo remachó Deyverson.

La fiesta era completa al descanso y, aunque lo siguió buscando, el Alavés no encontró de nuevo el acierto en sus nuevas ocasiones. El ritmo se fue aminorando con el paso de los minutos y Aspas, después de que Pacheco le hubiese amargado de nuevo, maquilló el resultado de penalti. En todo caso, un festín para El Glorioso en la celebración de su gran curso en Mendizorroza.

A otro ritmo. Alavés y Celta están protagonizando un final de curso de dos velocidades muy diferentes y ayer se notó muchísimo esa desigualdad. Los albiazules aprovecharon a la perfección la baja tensión de los celestes para firmar tres goles en la primera parte que dejaron encarrilada la victoria.

En el mejor momento. El final de curso del equipo de Mauricio Pellegrino está siendo excepcional. Tres victorias consecutivas suponen la mejor serie de partidos ganados de la temporada, mientras que el cuadro albiazul acumula ya seis jornadas seguidas sin conocer la derrota, la que también es la mejor racha del curso.

Sin levantar el pie. Con unos u otros jugadores, su Alavés sigue manteniendo el ritmo competitivo y va a alcanzar la final copera en un estado físico, anímico y futbolístico sensacional. Goleada al Celta, tercera victoria consecutiva y mejor racha del año.

Exhibición descomunal del capitán, que se ha consagrado esta temporada como futbolista de máxima categoría y emblema del carácter competitivo de este equipo. Gol de delantero.

El malagueño cuajó un arranque de curso notable, pero en el tramo final ha quedado relegado al rol de cuarto central y cuando ha tenido oportunidades no ha estado acertado.

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1-0, minuto 5: Manu García. Resbalón de Marcelo Díaz, el capitán recupera el balón y se va de cara hacia Villa, al que bate en su salida picando el balón suavemente por encima.

2-0, minuto 18: Feddal. Saque de esquina de Katai medido a la cabeza de Feddal, que remata picado y cruzado sin oposición. 3-0, minuto 37: Deyverson. Gran carrera desde el centro del campo de Vigaray, llega a línea de fondo y sirve desde la derecha al brasileño, que gana la espalda al central y define. 3-1, minuto 78: Aspas, de penalti. El colegiado castiga con penalti un derribo de Vigaray a Sisto y Aspas transforma desde los once metros.

Amonestó a Alexis (minuto 63), Aspas (minuto 81), Fontàs (minuto 84) y Jonny (minuto 87).

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