Vitoria - Al final, San Prudencio y su capote no pudieron sumarse a la fiesta. Como era el deseo de todos los ayer presentes en el estadio, la festividad con motivo del santo patrón que había comenzado con la tradicional Retreta tenía que tener su continuidad en el césped de Mendi, pero no pudo ser. Un Eibar pletórico en la defensiva y con un oficio de muchos quilates privó al alavesismo de la que hubiera sido su segunda victoria consecutiva en casa. En consecuencia, el empate no sirve para limar distancias respecto al conjunto armero y tampoco ayuda a conseguir ese nuevo objetivo liguero que esta semana proclamaron Deyverson y Pellegrino, alcanzar la octava posición. Sumó la escuadra del argentino su octavo empate en casa -el último 0-0 entre ambos en Mendizorroza data de la temporada 67/68, en Tercera División- en una tarde tan fría como soleada y que se lo pregunten sino al malogrado portero del Eibar, y lo hizo en una jornada con aroma a fiesta que congregó en las gradas de Mendizorroza a 18.277 espectadores. Bien es cierto que la presencia de buena parte de los chavales que forman parte de la estructura de clubes convenidos del Alavés ayudó a maquillar un cemento en el que también se dejaron ver los cerca de 300 aficionados del Eibar que no quisieron faltar a la cita. Por no faltar no lo hicieron tampoco ayer ni los habituales medios de comunicación japoneses que esta temporada siguen las andanzas de su compatriota Inui, ayer un tanto descafeinado sobre el tapete alavés. Mientras tanto, en la grada sonidos de retreta y tambor. Aroma a caracoles y perretxikos. Solo falto el gol. Lo mismo de siempre.
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