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1-0, minuto 38: Wakaso. Saque de banda que sale a la frontal rechazado y Wakaso empalma un disparo que bota y sorprende a Pacheco.
2-0, minuto 53: Cuenca. Rechace a la frontal, Katai no le aprieta a Cuenca que saca un disparo que bota y pega en el palo sin que Pacheco pueda llegar a despejarlo. 2-0, minuto 57: Camarasa. Centro de Romero, cabezazo del valenciano que despeja Ochoa, pero Camarasa remacha desde el suelo.
Expulsó a Katai por doble amarilla (minutos 91 y 93) y Alexis (minuto 94 las dos) Amonestó a Vigaray (minuto 12), Romero (minuto 24), Torres (minuto 30), Carcela-González (minuto 45), Uche (minuto 78), Héctor (minuto 80), Gastón Silva (minuto 83), Katai (minuto 91), Ingason (minuto 91), Cuenca (minuto 92) y a Theo con el partido finalizado. Amarilla al entrenador del Granada, Lucas Alcaraz, en el 74.
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granada - El Deportivo Alavés, al que durante toda la temporada se le ha alabado, y con razón, por su fiabilidad, protagonizó ayer uno de esos pocos partidos a pie cambiado que jalonan su trayectoria. De Granada regresó el cuadro albiazul dejando la sensación de que regaló prácticamente una hora de juego en la que fue vapuleado por un rival que disfrutó de todas las ocasiones que quiso hasta adelantarse 2-0, una renta que incluso pudo no ser suficiente ante la posterior reacción vitoriana. Cuando El Glorioso se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo y se puso las pilas, evidenció que había cometido un error enorme. Trató de subsanarlo, pero ya había regalado demasiado y se encontró sin opción de remontar. Y, de paso, echó varias paladas de tierra sobre el sueño europeo.
Como ha solido ocurrir siempre que ha habido partidos entre semana, y bien reciente está la experiencia copera, Pellegrino -quien no podía estar en un banquillo encabezado por Xavi Tamarit y Carlos Compagnucci- optó ayer por las rotaciones masivas, unas cuantas por la obligación marcada por las sanciones y otras simplemente por decisión técnica del propio entrenador. Así, el Alavés saltó al césped del Nuevo Los Cármenes con hasta siete caras diferentes con respecto al once inicial que el pasado sábado arrancó el encuentro contra el Valencia. Con Alexis, Torres y Krsticic ocupando las posiciones de los tres sancionados; lo más destacado fue la suplencia de Femenía, al que suplió Vigaray; además del relevo en las bandas con Toquero e Ibai dejando su sitio a Romero y Katai; mientras que Deyverson regresaba a la punta de ataque.
La ausencia de Llorente y Manu García propició que el equipo albiazul perdiese su preponderancia en el centro del campo, donde ahoga a sus rivales y aplica templanza a su juego. Sin esa capacidad para amordazar el encuentro, el duelo con el Granada fue muy abierto desde el principio. El conjunto vitoriano se encontró una autopista por el carril izquierdo, pero ni Theo ni Katai fueron capaces de aprovechar los espacios para sacar buenos servicios. En el otro lado, el Granada llegaba con insistencia, buscaba remates y provocaba infinidad de jugadas a balón parado. Pero ahí estaba el impertérrito Pacheco para subsanar los problemas en los que le metían los nazaríes y también alguno que le generaban sus propios compañeros.
Así hasta que, enfilado el final del primer acto -y tras haber retocado el centro del campo con Romero hacia el centro para tratar de ganar control de juego-, en un rechace tras un saque de banda Wakaso empalmaba un sensacional disparo desde la frontal que hacia soñar al Nuevo Los Cármenes con la salvación al tiempo de descanso.
Comenzó el segundo acto con los alavesistas controlando más la posesión, pero recurrentes en unos errores que Pacheco tenía que salvar como podía. El problema es que el extremeño da para algún milagro por partido, pero es imposible que le llegue para salvar tormentas como la que ayer le cayó encima. Eso sí, para batirle los rivales tienen que inventarse golazos y Cuenca tuvo que ejecutar un zapatazo pegado al palo para poner el 2-0.
Transitaba El Glorioso por un desierto ignoto cuando en una de sus pocas incorporaciones al ataque fue capaz de encontrarse con un gol. Centro de Romero, primer remate de Camarasa que saca Ochoa y el valenciano fue capaz de remachar el despeje para apretar el marcador y trasladar los nervios al local.
Pacheco seguía manteniendo vivas las opciones al tiempo que la ofensiva albiazul se intensificaba. Una falta directa de Romero que salvó Ochoa, un gol mal anulado a Camarasa, un disparo al palo de Ibai... Todo un torrente de ocasiones antes de que Iglesias Villanueva entrase en un episodio de locura transitoria con el que se llevó por delante a Katai y Alexis con sus expulsiones y coartó cualquier opción de un Alavés que regaló demasiado por un despertar demasiado tardío.
Descontrol. El Alavés echó muchísimo de menos a Llorente y Manu García en el centro del campo, ya que fue incapaz de dominar el partido y convertirlo en un campo de minas. A partir de ahí, el Granada se encontró con muchas facilidades -tantas como él mismo también concedía- para llegar al área y buscar remates o provocar acciones a balón parado.
Tardía reacción. Tras ponerse 2-0 en el marcador y después de haber cometido muchos errores, el Alavés se enganchó al partido con un gol de Camarasa y a partir de ahí disfrutó de sobradas ocasiones para puntuar ante el descontrol del Granada.
El paraguayo se estrenó como titular y fue capaz de echarse el equipo a las espaldas en la segunda parte para ejercer de constructor del juego y poner servicios peligrosos.
El gol contra el Valencia parecía haberle revivido y ayer regresó a la titularidad, pero de nuevo dio un rendimiento flojo, demasiado individualista y encima expulsado al final.
Descontrol. El Alavés estuvo muy lejos de ser el equipo serio y sólido que acostumbra, sobre todo porque echó de menos a sus referentes en el centro del campo. El cuadro albiazul regaló demasiado, concedió muchísimas ocasiones y solo cuando se vio con dos goles de desventaja fue capaz de tocar a rebato. Entonces se dio cuenta de que había dejado escapar sus opciones de ganar.