Hasta en un día como ayer donde lo fácil hubiese sido exteriorizar toda la alegría del mundo e incluso sacar pecho se mostró contenido la figura clave del excelente rendimiento del Deportivo Alavés en la presente temporada. Serio y humilde, Mauricio Pellegrino valoró con una serenidad pasmosa el hito albiazul de colarse por primera vez en una final de Copa. El argentino definió el emotivo billete para medirse al Barcelona en mayo como “un regalo de la profesión”.
“Llegar a una final en este primer año es algo increíble. Estoy muy agradecido a los jugadores y al grupo. El equipo está teniendo un gran crecimiento en cada partido. Hay mucha gente que trabaja detrás y también les estoy agradecido a ellos. Esta final nos va a tener enganchados a todos los jugadores y cuerpo técnico, pero hay que pasar página y seguir compitiendo”, subrayó en primera instancia El Flaco.
Su plan de partido salió a la perfección y el Alavés supo domar a un Celta que no pudo imponer su fútbol de toque en Mendizorroza. “Ha sido un duelo ajustado en el que la diferencia ha sido mínima. En la segunda parte estuvimos bien y tuvimos más presencia en el campo rival. Al principio, hubo bastante juego directo entre los dos equipos, pero tras el descanso tuvimos más llegadas y les apretamos en su campo. El Celta es un equipo al que le hacen pocos goles y nosotros les marcamos en un momento justo. Edgar entró fresco y podía generar espacios en un equipo que hace marcajes individuales en casi todo el campo”, fue su resumen de un encuentro que pasará a la historia por la simbiosis entre el equipo y la afición hasta que el colegiado valenciano Mateu Lahoz decretó el final en el minuto 97.
Precisamente ese epílogo se le hizo eterno a un Pellegrino que confesó haber “tenido un dolor enorme en el pecho” tras el gol del canario que puso en franquía el billete para la final. “Les dije a los chicos que podíamos hacerlo y lo merecíamos. No estabamos aquí por casualidad, cada partido dimos muestra de madurez. Estaba tranquilo, ya que estuve todos los días tratando de dar a los jugadores la información más precisa posible. Los últimos catorce mintuso fueron interminables. La sinergia entre el equipo y la afición ha sido maravillosa”, reveló el preparador argentino, quien hizo extensible este éxito a su equipo de trabajo. “Tengo a mucha gente que me ayuda a ser mejor cada día. A los técnicos no hay que valorarlos individualmente, sino en el contexto que están. Todos debemos remar en la misma dirección, pero hacerlo cada semana es lo más difícil”, recordó El Flaco.
Tras hacerse cargo en verano de un equipo completamente nuevo, el entrenador albiazul hizo hincapié en que una gesta de esta calibre “era algo impensable”. Sin embargo, con un trabajo silencioso que ha hecho del Alavés uno de los equipos más rocosos de la máxima categoría ha conseguido romper moldes. “Uno de los objetivos era soñar y no ponernos ningun límite. Entregamos todo. A nivel individual, tenemos limitaciones pero en el plano colectivo la mejoría es interminable. Hemos competido contra un gran equipo, el Celta nos ha hecho esforzarnos al máximo. Una de las cosas lindas del deporte es que está para la gente que quiere y tiene una pasión por algo. Si trabajas, llega la recompensa. Lo bonito del fútbol es que, a veces, se puede romper con el pronóstico, pero para eso hay que hacer muchas cosas bien. Nunca hemos bajado el pie del acelerador y eso es una virtud del colectivo. El corazón que mostramos fue increíble”, recordó.
Por último, dejó algunas pinceladas sobre el duelo contra el Barcelona, el de pasado mañana y el del 27 de mayo. “El del sábado será muy difícil. Jugaremos contra uno de los mejores equipos del mundo y trataremos de poner a la gente que esté mejor. El objetivo número 1 es la liga y queremos dar la talla. Espero que esto no nos afecte. Luis Enrique me ayudó mucho en Barcelona y le tengo un gran afecto”, reveló sobre su relación con el técnico asturiano del conjunto catalán.