Vitoria - El Sporting, rival del Deportivo Alavés esta tarde, camina sobre el alambre en una temporada en la que podría contar con los dedos de una mano las experiencias gratificantes acumuladas. La dulce sensación de satisfacción con la que inició la liga al imponerse en la jornada inaugural por 2-1 al Athletic, partido en el que mereció incluso una mayor renta de goles, resultó efímera. El equipo asturiano, seriamente condicionado por su fragilidad defensiva, pronto empezó a desfigurarse hasta el punto de tambalearse en la categoría y de forzar así la sentida dimisión de Abelardo, un auténtico referente devorado por las circunstancias y cuyo trabajo desempeña desde la pasada semana el catalán Joan Francesc Ferrer, más conocido como Rubi.

El técnico barcelonés, a sus 47 años, ha sido el designado por las altas esferas del club gijonés para sacar adelante un proyecto deportivo que se encuentra más que dañado, pero a tiempo de ser reconfigurado. El objetivo de la salvación, no en vano, aún es posible para el Sporting, antepenúltimo en la clasificación a cinco puntos de la permanencia, el gran objetivo de la entidad de cara a una campaña en la que Rubi asoma como el salvavidas escogido. En sus manos, de hecho, está el futuro de un equipo al que trata de sacar a flote sabedor de que el margen de maniobra es prácticamente nulo. El catalán, en su segunda experiencia en un banquillo de Primera División tras su paso por el Levante, donde la pasada temporada no pudo evitar el descenso del cuadro granota a Segunda tras aterrizar en Orriols en octubre de 2015, afronta el gran desafío con el reto personal de no sumar una segunda decepción de grandes magnitudes.

Para tratar de salvar de la quema al Sporting, Rubi ha reclutado en el mercado invernal, entre otros, a Mikel Vesga, cedido por el Athletic. La capacidad del mediocentro gasteiztarra para abarcar terreno y dar una salida nítida al balón ha impulsado al nuevo entrenador del Sporting a confiar en sus servicios en la búsqueda de un estilo de juego inspirado en el modelo del Barcelona, de cuya escuela se siente un gran amante el técnico barcelonés. Sin ir más lejos, Rubi formó parte del cuerpo técnico culé en la temporada 2013-14, tras la cual tomó las riendas del Valladolid, en la división de plata, para quedarse a las puertas del ascenso en una campaña en la que Las Palmas se cruzó en su camino para romper el sueño vallisoletano en el play off. Después, tras haber dirigido previamente a otros siete equipos, llegaría su aventura en el Levante, la cual ha dado paso ahora a un complicado desembarco en Gijón, donde lo cierto es que ha comenzado con buen pie.

gran comienzo y hundimiento El empate sin goles firmado en su estreno en el Benito Villamarín fue suficiente para reforzar el estado anímico de una plantilla y de una afición que ha visto reforzada la esperanza de ver la luz al final del túnel de la mano de Rubi, cuyos conceptos parecen empezar a calar en un vestuario que aplaude la orden del técnico catalán de salir en busca de los rivales mediante una presión alta sustentada en el equilibrio defensivo. El primer objetivo del nuevo timonel del Sporting, claro y explícito en sus declaraciones, consiste en mejorar las aptitudes defensivas de un equipo que encaja 1,95 goles por partido.

“Es lo que más me preocupa”, reconoció a su llegada Rubi, que tras el punto sumado ante el Betis dejando la portería a cero por primera vez desde el 22 de octubre, sacó pecho reivindicando las opciones de permanencia de su recién estrenado equipo. “Si seguimos en esta línea vamos a dar guerra. Estamos en un fregado importante, pero no nos vamos a rendir hasta el último balón y estoy convencido de que vamos a salir de ahí abajo”, subrayó. Una semana más tarde caería en su visita a San Mamés (2-1) a pesar de haberse adelantado en el marcador.

Con el 4-3-3 como sistema prioritario pero sujeto a variaciones, el barcelonés aspira a sacar hoy un resultado positivo en el que será su estreno en El Molinón, donde intentará hacer valer su condición de entrenador “estudioso” y “estratega” para frenar una racha tremendamente negativa. Y es que el Sporting solo ha sido capaz de ganar un partido -3-1 ante Osasuna el 4 de diciembre- desde el 9 de septiembre. Entonces, los asturianos cerraron un arranque de curso soberbio, con siete puntos de nueve posibles en las tres primeras jornadas. Desde entonces, solo han sumado seis más en diecisiete partidos.

La intensidad y el orden, factores clave en el nuevo proyecto de Rubi, asoman como dos de las principales armas con las que el nuevo entrenador del Sporting tratará de conseguir una victoria vital para su equipo ante un Alavés que no mostrará sus mejores recursos en Gijón.