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1-0, minuto 12: Edgar. Pase en profundidad de Torres para el tinerfeño, que gana la espalda a la defensa y define en el mano a mano ante Reina.

2-0, minuto 31. Sobrino, de penalti. Gran conexión entre Katai y Sobrino, Kakabadze derriba al manchego en el área y el propio extremo marca de penalti de tiro raso a la izquierda. 3-0, minuto 40. Krsticic. El serbio recibe un balón de Torres, se acerca a la frontal sin que nadie la aprieta y saca un disparo de zurda con rosca al que no llega Reina.

Expulsó por roja directa a Kakabadze por doble amarilla (minuto 30). Amonestó a Kakabadze (minuto 27), Katai (minuto 54) y Cordero (minuto 56).

Vitoria - Para el Deportivo Alavés la historia de la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Copa del Rey había quedado finiquitada en el partido de ida, pero el de Mauricio Pellegrino no es uno de esos equipos que vayan al trabajo con la simple intención de pasar el día de la mejor manera posible e intentando no dar un palo al agua y pasar desapercibido. Ni mucho menos. No se toma El Glorioso ni una sola jornada de respiro por poco que haya en juego en la misma, como ocurría ayer. A los menos habituales en los planes del preparador argentino les llegaba la oportunidad de disfrutar de minutos en uno de esos partidos que permiten brillar a los que saltan al verde y no era cuestión de desaprovechar semejante bicoca. Cambiaron los nombres, que no ese estilo de sobriedad que destila este equipo juegue quien juegue. La seguridad se vio acompañada por efectividad de cara a la portería rival, lo que acabó propiciando una nueva goleada ante un Nàstic que pagó caros sus graves errores defensivos.

El equipo de Tarragona salió al césped con alegría, tratando de ofrecer una buena imagen y dar algún susto. Pero esos excesos, con demasiado espacio a la espalda de la zaga, se pagan caros ante futbolistas de la calidad que maneja el Alavés. Con Edgar, Katai y Sobrino en la línea de mediapuntas, cada balón en tres cuartos era sinónimo de peligro. El control del esférico era para el equipo visitante, pero la amenaza era propiedad de los locales.

Apenas 12 minutos tardó el equipo de Pellegrino en hacer saltar por los aires la defensa del Nàstic. Un balón en profundidad de Torres, la línea de fuera de juego erróneamente tirada y Edgar plantado solo ante Reina para definir con tranquilidad.

El camino estaba allanado y a la media hora se pondría cuesta abajo. Una conexión brillante entre Katai y Sobrino concluyó con penalti sobre el manchego y expulsión de Kakabadze. El jugador cedido por el Manchester City, con mucho filo anoche, se encargó de ejecutar el segundo desde los once metros.

Todavía quedaría un tercer gol para cerrar una primera parte en la que la puntería albiazul fue casi plena. Ante un rival con un jugador menos y que ya había mostrado su debilidad defensiva, Krsticic se encontró con todas las facilidades del mundo para controlar el balón, acomodárselo en un zurda y sacar una rosca maravillosa desde la frontal que sorprendió a Reina.

Echando mano de sobriedad y efectividad, El Glorioso había dejado visto para sentencia un partido que no tenía mucha historia por estar resuelta la eliminatoria de antemano, pero en el que, al menos, se encargó de dejar una buena imagen ante su afición, a la que regaló una goleada para cerrar un año 2016 fantástico a todos los niveles.

La segunda parte supuso una continuidad a la tendencia de la primera, con el Nàstic ya completamente suelto buscando un gol que le supusiese una pequeña alegría y el cuadro albiazul ya con el piloto automático, pero igual de peligroso que antes en cada una de sus aproximaciones. Buscaron los jugadores el brillo propio, cayendo en el individualismo en algunas acciones, lo que impidió aprovechar varias situaciones de clara ventaja.

Con el paso de los minutos, la relajación se adueñó definitivamente de un partido ya resuelto. Solo faltaba aguardar al pitido final para certificar la clasificación y también el inicio de unas vacaciones que darán paso a un arranque de año muy intenso por la acumulación de partidos que se producirá entre los torneos liguero y copero. Tiempo de recargar pilas. Viene lo más difícil.

Muy superior. El Alavés ya tenía la clasificación prácticamente certificada tras el 0-3 de la ida, pero el equipo no se tomó el partido como un mero trámite y fue capaz de mostrarse competitivo casi hasta el final, donde ya decayó el ritmo. Con la solvencia defensiva que viene siendo habitual, el equipo golpeó con contundencia en la primera parte en sus ataques y firmó una nueva goleada.

El manchego estrenó titularidad esta temporada y aprovechó a la perfección los 87 minutos que le dio Pellegrino. Muy activo y participativo en el juego, creó peligro y marcó.

No hay nada peor que pasar desapercibido y el venezolano fue prácticamente invisible en todo el duelo más allá de un remate de cabeza. Y eso a pesar de que el equipo atacó mucho.