vitoria - Durante diez largos años había estado esperando la afición albiazul poder saborear de nuevo las mieles de la Primera División y en la jornada de ayer salieron a aflorar todos esos esfuerzos contenidos a lo largo de una interminable década y que fueron la explosión de júbilo por volver al jardín de los elegidos. Además ayudó hasta el primer invitado al salón de Mendizorroza con la presencia de una Mareona que certificó en la capital alavesa su fama de afición amable, apasionada del Sporting de Gijón, afable de trato y siempre dispuesta a entablar conversación con los seguidores rivales. Y si media una cerveza o buena comida de por medio, muchísimo mejor.

Ya desde el sábado por la tarde comenzaron a pulular por las céntricas calles de Vitoria las primeras camisetas rojiblancas que quisieron acercarse a conocer una ciudad que no entraba en sus radares desde hace dos años. Motivados por ese leve tinte rojiblanco que ya se pudo intuir el sábado, los seguidores albiazules rebuscaron en su fondo de armario y en las primeras horas del domingo los colores albiazules empezaron a poblar las calles céntricas y los nuevos barrios sobre los que gira la vida en Vitoria. Todo un desfile de camisetas que fue más que notable a lo largo de la jornada y muchas de ellas correspondían a jóvenes aficionados que se han sumado a la marea albiazul desde que el equipo retornó al fútbol profesional hace tres veranos abandonando las catacumbas de la Segunda División B.

CONVIVENCIA La mañana fue tomando temperatura y poco a poco empezaron a surgir las conversaciones y momentos de confraternización entre albiazules y rojiblancos. Bien asesorados los gijoneses fueron llegando a la almendra medieval hacia el mediodía. Antes hicieron parada obligada en el muro vegetal de la Virgen Blanca que figurará ya en un buen número de instantáneas que habrán pasado de un móvil a otro a través de la mensajería directa. A la hora del almuerzo un paseo por una arteria como la Kutxi empezó a ser una mezcla de camisetas albiazules y rojiblancas alrededor de una mesa o una jarra de cerveza. No faltaron las felicitaciones asturianas por haber vuelto de nuevo a la máxima categoría y posibilitar un cercano viaje entre Gijón y Vitoria. Los establecimientos hosteleros tuvieron un buen domingo ayer a pesar de ser el último de agosto y, a pesar de que el calor no apretó, se sirvieron un buen número de cervezas y otro tipo de bebidas que saciaron la sed y ganas de fiesta de los contendientes de uno y otro bando. Hubo tiempo para una apacible comida en la que no faltaron las bromas y comentarios antes de empezar una tranquila peregrinación hacia Mendizorroza que volvió a ser de Primera.