VITORIA - El ucraniano Dmitry Piterman, de infausto recuerdo en Vitoria por su negro trienio al frente, del Alavés entre los años 2004 y 2007, ha vuelto a dar señales de vida desde un registro totalmente diferente y opuesto al fútbol. Ha cambiado el balón por la paleta y los pinceles para erigirse en la experta voz y figura de referencia en la exposición permanente de Salvador Dalí que ya descansa en las paredes del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, en California, y que se va a denominar Museo Dalí17. El que fuera causante de los mayores desmanes en la nonagenaria historia del Alavés hasta llevarle al borde de la liquidación por la deuda de 24 millones de euros, se ha erigido en la voz autorizada de esta exposición.

Además del fútbol, el arte es otra de las pasiones de Piterman hasta el punto de ser un devoto seguidor de cuanto rodea a Salvador Dalí como parte de una colección con más 570 piezas y litografías que ha ido reuniendo en sus años de afición. Está considerado el expresidente y máximo accionista albiazul como el dueño de la mejor colección de obras del artista de Cadaqués que existe en Estados Unidos. “Algunos de los pinceles que Dalí usaba solo tenían un pelo, y eso refleja la meticulosidad con la que creaba y pintaba sus obras”, precisa el ucraniano en su nueva versión de especialista en la obra y figura de Salvador Dalí.

La elección de Monterrey no es fortuita porque en ella pasaron en la década de los años 40 parte de exilio de ocho años en Estados Unidos el pintor y su esposa Gala al huir de España por la Guerra Civil. Se ha escogido el antiguo edificio ubicado en Custom House Plaza para someterlo a un intenso proceso de reformas con “supresión de numerosas ventanas y para crear zonas oscuras que faciliten la exposición de la amplia muestra. Necesitamos más espacio en las paredes y lugares sombríos porque el arte que se expone aquí odia la luz natural”, apostilla la versión artística de un Dmitry Piterman muy cambiado en lo físico con respecto al que sembró el pánico en Vitoria.

Piterman está embarcado en una actividad muy diferente a la que desempeñó en España y todavía presume en Estados Unidos de haber sido propietario de varios equipos de fútbol. Se sigue definiendo como ucraniano de nacimiento y formado en el país de las barras y estrellas que le acogió para recibir formación académica y empresarial. Alejado del mundanal ruido y de sus actividades con el balón tiene fijada su residencia en la lujosa Pebbel Beach, California, que alberga también uno de los campos de golf más emblemáticos de Estados Unidos.

Esta imagen de experto en el arte contrasta con el reguero de deudas y litigios judiciales con las que se asocia al ucraniano. Llevó al Alavés al borde del estrangulamiento económico pero las diferentes sentencias judiciales dictadas han eximido al sujeto de tener que indemnizar al club o reponer las fechorías. En la última de ellas, en abril de 2015, el Tribunal Supremo anuló la condena que le obligaba a indemnizar al Alavés con 6,8 millones de euros junto a su esposa Milanendra Vikramsingh y a José Nereo.