Vitoria - Que el fútbol no tiene memoria es algo más que un simple dicho popular que en casos como el del centrocampista Juli confirma la acepción de una declaración cargada de verdad. A pesar de que el alicantino fuera la pasada temporada uno de los jugadores fetiche para Bordalas, a pesar de jugar 40 partidos y más de 3.100 minutos, a pesar de tener un papel preponderante en el ascenso del equipo y a pesar de contar sobre todo con el cariño de la afición, su continuidad en Vitoria en estos momento está en el aire. Juli pertenece a ese grupo de albiazules que terminan contrato el próximo 30 de junio y a los que aún hoy (por ayer) nadie del club les ha comunicado algún indicio siquiera sobre su futuro. Cuando menos una tensa espera que, sin embargo, el alicantino (34 años) está dispuesto a soportar hasta el último minuto de su último día de contrato con su actual club. “Este tipo de situaciones son casi habituales para los que vivimos en el fútbol. Sin ir más lejos, a mí ya me ocurrió la pasada campaña en el Alcorcón antes de firmar por el Alavés, así que hay que tener paciencia”, valoró Juli antes de avisar al club, en este caso a través de los medios de comunicación, que su intención, su primera apuesta, pasa por seguir en Vitoria y que por eso esperara al club “hasta el final para que me diga algo ya sea para bien o para mal; he trabajado mucho para llegar hasta aquí y aunque sé que la espera puede tener otras consecuencias de cara a rechazar otras ofertas, lo voy a intentar. El que no arriesga no gana ”, concluyó el centrocampista. - A. Goñi