Vitoria - El Deportivo Alavés festejará hoy el decimoquinto aniversario de la final de la Copa de la UEFA con los grandes protagonistas de aquella temporada, pero mientras aquellos históricos albiazules reciben el homenaje de Mendizorroza, un pequeño grupo de jugadores estarán preparándose en el vestuario con el único objetivo de ser los siguientes en convertirse en historia viva de El Glorioso, en leyendas de este club. El alavesismo vivirá hoy una jornada de fiesta, pero para que la celebración sea completa son los héroes del presente los que tienen que seguir recurriendo a la casta, el sacrificio y la pelea de quienes les precederán sobre el césped para dejar el ascenso a Primera División enfilado con una victoria que sería prácticamente definitiva.

Los dos triunfos consecutivos ante Valladolid y Alcorcón han puesto el listón de la ilusión del alavesismo por las nubes. Pero en el seno del equipo se ha tratado por todos los medios posibles que esa pasión desbordada del entorno se interne en el vestuario. Es evidente que jugadores y técnicos saben de sobra que queda muy poquito para alcanzar el sueño de toda una ciudad, pero también son conscientes de que aún queda trabajo por delante. Lo que es estos momentos es alegría, en unas horas puede tornarse en preocupación dependiendo de los resultados que se produzcan.

Por el momento, el equipo de José Bordalás se ha ganado por méritos propios el derecho a depender de sí mismo, que no es cuestión baladí a estas alturas. Cualquiera firmaría estar en la situación de los albiazules a estas alturas del curso, ya que saben que ocho puntos les dan el ascenso de forma matemática. Por eso, para no andar con la calculadora a cuestas y mirando a los rivales directos, el equipo vitoriano aspira a dar un nuevo golpe de mano a la Liga Adelante esta tarde contra la Ponferradina, ante la que buscará su tercer triunfo consecutivo en el arranque de una semana en la que se encadenan tres partidos que serán determinantes.

Ganar supondría, ya de por sí, dar un paso de gigante hacia Primera. Pero es que además hay un duelo directo a mediodía entre los dos perseguidores directos, los únicos con aspiraciones reales de desbancar a los albiazules. Zaragoza y Nàstic se miden en La Romareda con el objetivo de mantener sus opciones de ascenso directo vivas. El Alavés sabrá cuando salte al campo ese resultado. Y se cruzan los dedos en Vitoria por un empate que podría descabalgar definitivamente a ambos aspirantes.

Eso sí, de poco tienen que importar los rivales directos en caso de victoria propia. Y, en este sentido, El Glorioso ha recuperado con sus dos últimos triunfos las buenas sensaciones. Con la solidez defensiva por bandera, el gol ha premiado los esfuerzos de los vitorianos.

Pero esta tarde, tan importante como el aspecto futbolístico será el psicológico. Las emociones suelen jugar malas pasadas y tener los ánimos templados en citas de semejante envergadura es fundamental. En los momentos de crisis, este equipo siempre ha sabido manejarse. A las puertas de la gloria, no se pueden perder los nervios. Solo así se podrá ejecutar el ascenso.