Vitoria - En el día en el que José Bordalás volvió a los orígenes con la recuperación del sistema 4-4-2 original en el que estaba todo su núcleo duro de futbolistas con la única excepción del sancionado Sergio Pelegrín, fueron los suplentes los que marcaron las diferencias. Manu Barreiro, Sergio Llamas y Dani Abalo salieron en la segunda parte desde el banquillo y propiciaron un cambio en la dinámica del equipo con su entrada en el césped. Pero no solo eso, ya que los tres marcaron diferencias al protagonizar las acciones que determinaron la victoria alavesista. Tras unas cuantas jornadas en las que el conjunto alavesista no había obtenido ganancia alguna en las sustituciones, ante el Valladolid fueron tres secundarios habituales los que se transformaron en héroes para dejar los tres puntos en Mendizorroza y romper de esta manera el mal fario que el equipo arrastraba en el estadio del Paseo de Cervantes tras haber encadenado cinco empates consecutivos.
Con la recuperación en punta de la dupla formada por Juli y Toquero, Barreiro se quedó de nuevo en el banquillo, desde donde una vez más se convirtió en el primer relevo de Bordalás. El gallego ingresó en el césped en el minuto 63 para relevar a Carpio y no tardó mucho en mostrarse decisivo. Apenas había tenido opción de tocar el balón cuando solo cuatro minutos después Juli le ponía el gol en bandeja. El de Santiago de Compostela, al límite del fuera de juego, leyó a la perfección la jugada para ganar la espalda a la defensa vallisoletana y aprovechar el servicio de su compañero para remachar el gol prácticamente sobre la línea. Más allá de su cuarta diana del curso, Barreiro volvió a ejercer de faro ofensivo al que se dirigieron los balones en largo y que generó mucho peligro.
Con 1-1 en el marcador y el equipo dando claros síntomas de agotamiento, Bordalás optó en el minuto por dos cambios simultáneos para buscar un golpe de timón ante la gris perspectiva que había tomado el partido. Se fueron Manu García y Toquero, extenuados tras un gran derroche físico, y entraron Llamas y Abalo. El extremo gallego se mostró muy activo desde el primer segundo e interpretó a la perfección lo que el encuentro exigía. El Valladolid concedía muchos espacios atrás y el de Vilagarcía de Arousa entró como un puñal por su costado haciendo gala de su velocidad.
Con esa insistencia, Abalo se acabaría convirtiendo en el generador de la acción que desembocaría en el segundo y decisivo gol. Una conexión por la derecha con Juli le proporcionó al alicantino ventaja para alcanzar la línea de fondo, levantar la cabeza y poner un buen servicio al área. Y allí apareció de nuevo la cabeza de Llamas.
Como ocurriera en la visita al Numancia, el vitoriano entró con fuerza desde la segunda línea sorprendiendo a la defensa y, al igual que en Los Pajaritos, conectó un testarazo fuerte y preciso para superar a Kepa. El juego aéreo no es el principal punto fuerte del centrocampista. O por lo menos eso asegura él. Los hechos se encargaron de contradecirle. Una vez más. Su cabezazo en el minuto 85 fue de nuevo decisivo y sirvió para redondear una matinal perfecta de los tres futbolistas que entraron desde el banquillo y que, esta vez sí, fueron decisivos para conseguir la victoria.