Vitoria - Con el casillero de goles en blanco en las tres últimas jornadas (y además siete goles en los últimos doce partidos que componen su particular crisis), el Deportivo Alavés necesita un cambio en su ataque que le sirva para activar de nuevo su capacidad ofensiva. Los problemas evidenciados durante toda la temporada se han hecho todavía más acuciantes en unas últimas semanas en las que el cuadro albiazul se ha topado con un muro infranqueable al acercarse a las porterías de sus rivales. No se puede decir que este equipo haya sido brillante, salvo contadas excepciones, en este apartado durante todo el curso, pero el grado de ofuscación de este último tramo ha alcanzado tintes dramáticos. Más que por falta de puntería, que también ha habido como en la visita al Girona, por la incapacidad incluso de generar ocasiones. En la visita al Mallorca se alcanzó el límite, con un inocente disparo desde la frontal de Juli como solitario remate entre los tres palos dentro de un partido en el que el único peligro para Timon Wellenreuther fueron los constantes balones colgados a su área.
Dejar la portería propia a cero se ha convertido en toda una obsesión para José Bordalás. Es consciente el técnico alicantino de las limitaciones ofensivas de su equipo y por eso lo ha fiado todo a que Fernando Pacheco sea, todavía más, un valladar infranqueable. El problema es que toda la atención se ha centrado en fortalecer el sistema de contención, lo que ha supuesto una pérdida de elementos y de fuerzas a la hora de afrontar las acometidas ofensivas. Eso, unido a la pérdida de eficacia en el área rival, ha propiciado una severa caída en un rendimiento atacante que ya de antemano no destacaba por su brillantez.
prescindir del trivote El cambio de sistema y la reubicación de piezas en sus demarcaciones originales se presentan como las dos mejores soluciones que puede tomar el preparador alavesista. Eso teniendo en cuenta que la opción de recurrir al banquillo y a los jugadores menos utilizados no parece una opción para el entrenador desde hace ya bastante tiempo.
Durante las últimas jornadas y desde la visita al Córdoba, Bordalás ha optado sistemáticamente por un esquema con un pivote, dos interiores y una sola referencia ofensiva. El cambio ha venido marcado por la identidad de uno de los dos hombres que actúan por dentro, ya que a pesar de que la pareja más repetida ha sido la formada por Bernardello y Manu García también Juli ha tenido minutos en esa configuración. En todo caso, ese dibujo con tres mediocentros ha sido muy positivo para fortalecer el sistema defensivo, pero en ataque solo funcionó bien al principio, cuando los interiores llegaban desde segunda línea.
recuperar los extremos puros El otro gran problema con esa idea ha venido marcado por las posiciones de Juli y Toquero. El alicantino y el vitoriano habían conformado la pareja atacante en el 4-4-2, pero en el 4-1-4-1 han cambiado de posiciones. Y cuando les ha tocado actuar por las bandas, su aportación al equipo ha caído de manera alarmante. Ninguno es un futbolista con capacidad para desbordar desde los extremos por velocidad o calidad técnica, mientras que las carencias de Toquero como delantero centro único también han quedado patentes cuando le ha tocado actuar solo en punta, una posición en la que se ha alternado con un Barreiro que se maneja mucho mejor en esa posición pero que ha estado demasiado solo.
Prescindir del trivote y recuperar el 4-4-2, al menos en los encuentros que hay que jugar en Mendizorroza, parece la primera solución clara. El juego por las bandas y la amenaza de dos hombres en el área es el sistema que mejor rendimiento le ha dado al equipo y es el momento de recuperarlos. Ya sea con Toquero y Juli o dando cabida permanente a Barreiro, la presencia de una doble referencia ofensiva se antoja como fundamental.
Tan importante como, por fin, recuperar de manera definitiva la representación en las bandas de Femenía y Dani Pacheco. El alicantino apenas ha podido actuar como extremo en la segunda vuelta por culpa de los problemas físicos de Carpio, mientras que el malagueño solo ha aparecido en los partidos en casa. Los extremos fueron durante los mejores meses de la temporada los jugadores más desequilibrantes del equipo y que recuperen su mejor versión sobre el césped es ineludible para que la amenaza ofensiva alavesista vuelva a ser una realidad en el tramo decisivo de la competición.