No es necesario investigar demasiado para certificar que uno de los principales motivos por los que el rendimiento del Deportivo Alavés ha caído en las últimas semanas es su desencuentro con el gol. Si bien es verdad que la escuadra de José Bordalás no ha destacado nunca por su especial capacidad anotadora, no es menos cierto que este déficit se ha acentuado hasta el punto de que perforar las porterías contrarias se ha convertido en misión casi imposible para la tropa albiazul. Como consecuencia, las victorias llegan al casillero alavesista con cuentagotas y, como mal menor gracias a conservar la solvencia defensiva- se suceden los empates. Unos resultados que han desplazado al Glorioso del liderato y han permitido a sus perseguidores reducir la diferencia en la clasificación.
A priori, podría deducirse que este descenso de la producción goleadora podría estar motivado por una baja forma de los delanteros o una pérdida de puntería en sus remates. Sin embargo, la realidad de los números invita a un análisis algo más profundo. Porque lo cierto es que, en la primera vuelta, siete de los veintiocho goles del cuadro albiazul llevaron la firma de los arietes. En concreto seis la de Toquero y uno la de Manu Barreiro. Pues bien, en los catorce encuentros que se han disputado tras cruzar el ecuador liguero, estos jugadores han hecho cinco diánas (tres el vitoriano y dos el gallego). Es decir, que no hay especial diferencia entre su rendimiento en ambos periodos. En todo caso, y por sorprendente que pueda parecer, es mejor en esta segunda mitad del campeonato.
De hecho, en la actualidad su aportación supone la mitad de la lograda por todo el equipo (diez tantos) mientras que en la primera vuelta se quedó en el 25% (siete de veintiocho). Además, aún disponen de siete partidos más para seguir engordando sus cifras. Por lo tanto, ¿dónde se encuentra la gran diferencia entre la época de vacas gordas y la actual de escasez ante la portería? Pues, fundamentalmente, en la aportación del resto del equipo.
Porque la realidad es que el abanico ofensivo con el que cuenta el Deportivo Alavés se ha ido cerrando progresivamente de manera muy peligrosa hasta convertirlo en un conjunto previsible fácil de controlar por sus adversarios. De esta manera, mientras que hasta alcanzar la mitad de la Liga otros diez jugadores se unieron a Toquero y Manu Barreiro en la lista de realizadores albiazules una vez sobrepasado ese punto únicamente han sido cuatro quienes lo han realizado. Esta escueta lista está integrada por Raúl García (dos tantos), Bernardello, Juli y Mora. Una ayuda evidentemente escasa para unos delanteros que deben lidiar con la máxima exigencia de las defensas rivales en el tramo final de la competición.
En la primera vuelta, en cambio, el peligro alavesista llegaba desde muchos más frentes y, por lo tanto, resultaba mucho más complicado de controlar. Así, Kiko Femenía firmó cuatro goles, Juli y Pelegrín tres, Raúl García, Dani Pacheco y Manu García dos y Mora, Sergio Llamas, Estrada y Guichón uno cada uno.
Desgraciadamente, a todos ellos parece habérseles mojado la pólvora y esa falta de contribución de la segunda línea está lastrando considerablemente al equipo. Como también lo está haciendo la falta de acierto en las jugadas de estrategia, desde las que en la primera vuelta se gestaron varios goles. Una vez establecido el diagnóstico, el equipo, con Bordalás a la cabeza, debe dar con el tratamiento adecuado para recuperar la capacidad perdida y, como consecuencia, protagonizar un último sprint hacia el objetivo del ascenso.
En la primera vuelta. Toquero (6), Kiko Femenía (4), Juli (3). Pelegrín (3), Raúl García (2), Dani Pacheco (2), Manu García (2), Manu Barreiro (1), Sergio Mora (1), Llamas (1), Dani Estrada (1), Guichón (1) y Fernández (jugador del Oviedo en propia puerta).
En la segunda. Toquero (3), Manu Barreiro (2), Raúl García (2), Bernardello (1), Juli (1) y Mora (1).
El 50%. Los delanteros han marcado la mitad de los goles del equipo en la segunda vuelta mientras que en la primera firmaron únicamente el 25%.