Vitoria - El gol se ha convertido en la gran obsesión para el Deportivo Alavés y José Bordalás no ha dejado de exprimirse las meninges en busca de alternativas para tratar de poner coto al problema que el equipo viene arrastrando en las últimas semanas. Hasta tres estilos diferentes en lo táctico, amén de apariciones sorprendentes de protagonistas y desapariciones no menos llamativas, ha dispuesto el entrenador alicantino en los últimos cuatro encuentros, pero el balance ha sido desolador. No en vano, la única diana en esa serie, la que marcó Raúl García ante Osasuna, no sirvió para sumar siquiera un punto, ya que los dos únicos que se han añadido a la cuenta vitoriana llegaron tras sendos empates sin tanto alguno ante Zaragoza y Lugo, mientras que en el otro partido, el disputado contra el Leganés, también se sufrió una dolorosa derrota.

Precisamente en Butarque dio comienzo la serie de cambios de un Bordalás que sorprendió ese día con una alineación sin ningún delantero centro puro. El técnico alavesista, que no podía contar con Toquero, situó en la punta del ataque a Femenía y Juli, dejando las bandas a Abalo y Guichón. Se buscaba el dinamismo a través del intercambio de posiciones entre estos jugadores y la combinación funcionó bien en el arranque del choque para irse diluyendo con el paso de los minutos. Esa mañana Barreiro quedó fuera de convocatoria por primera vez en el curso y fue David Torres el elegido para recuperar un estilo más reconocible con un nueve ya avanzada la segunda parte.

Ante Zaragoza y Osasuna se recuperó el estilo tradicional con el sistema 4-4-2 y los nombres habituales, pero lo llamativo fue el cambio de discurso en las alternativas. David Torres, que venía de jugar en Butarque, se quedaba en la grada ante un cuadro maño contra el que acabó jugando un Barreiro que una semana antes había sido descartado. Eso sí, para sorpresa la convocatoria previa al partido en Pamplona, en la que figuraba el canterano Asier Benito de manera completamente inesperada. El delantero de Amurrio, uno de los mejores goleadores de Tercera, adelantó en El Sadar a un Barreiro de nuevo relegado al banquillo, mientras que en la grada se quedó un Llamas que había sido recurso en las segundas partes en los dos compromisos precedentes.

La montaña rusa de la temporada del punta de Santiago de Compostela es digna de análisis -lo del ecntrocampista vitoriano también es complicado de explicar-, ya que después de no ser tenido en cuenta en dicho encuentro ante Osasuna pasó a titular el sábado ante el Lugo dentro de un partido en el que de nuevo Bordalás volvió a retocar sus ideas más habituales.

El preparador levantino reconstruyó el dibujo para perfilar un 4-1-4-1 que dio más presencia al equipo en zonas de peligro con la llegada de jugadores desde la segunda línea. Con un solo pivote por primera vez en el curso, el técnico albiazul apostó por Juli y Manu García como interiores, dejó a Barreiro solo en punta y llevó a Toquero a la banda derecha. Llegó el Alavés con mucho peligro al área rival, pero no acertó en el remate. Y, en busca del gol, el primer relevo desde el banquillo fue un Asier Benito que tuvo minutos importantes en un partido en el que había muchísimo en juego.

Las alternativas tácticas y de nombres han sido una constante en los últimos partidos, pero no así una idea de juego que se ha mantenido en una foto fija que es prácticamente invariable desde el arranque del curso. El Glorioso basa gran parte de su potencial ofensivo en las llegadas por las bandas y los servicios desde los extremos al área y ese estilo ha colapsado por completo, lo mismo que el desplazamiento en largo buscando la cabeza del nueve y las caídas con llegadores desde la segunda línea. No hay alternativas a esas dos premisas y el juego alavesista es tremendamente previsible. Las combinaciones por el interior se echan muchísimo de menos y, además de tácticas y nombres, parece claro que también hay que buscar soluciones en el estilo para mejorar.