Pamplona - Olía el derbi a Primera y cumplió las expectativas. En un Sadar prácticamente lleno que registró la mejor entrada de la temporada (18.211 espectadores) de nuevo el mejor partido se vivió en la matinal de ayer en las gradas, con un ambiente ejemplar entre dos aficiones llamadas la próxima temporada a estar entre los grandes. El duelo, no obstante, se empezó a jugar mucho antes de acceder al estadio con la kalejira que osasunistas y albiazules habían convocado para hermanar un sentimiento y, de paso, cargar nuevamente contra Javier Tebas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, a quien una y otra vez no dejaron de cantarle por las calles de Pamplona aquello del “Tebas, vete ya, Tebas, vete ya...”. Una sintonía que más tarde se repitió en el campo en el simbólico minuto 12, cuando el estadio entero dio la espalda al partido en señal de protesta contra el polémico dirigente. Antes de eso y ya con los jugadores calentando sobre el césped, los cánticos de ambas aficiones comenzaron a protagonizar la banda sonora de un derbi que fue subiendo de tono conforme el partido se animaba. “Y Alavés, a Primera División vas a volver”, “Glorioso, hoy te he venido a ver...” o “Indar Gorri, aurrera”... fueron algunos de los temas cantados a coro por una marea albiazul que en más de una ocasión recibió la ovación de sus hermanos osasunistas. Y al poco vuelta al chunchún. Sin descanso. Los katxis de cerveza y kalimotxo aliviaban las gargantas y los selfies echaban humo. Todo era ayer continua celebración y nadie quería perdérsela sentado sobre sus asientos. Así que todos celebraban de pie la gran fiesta del fútbol vasco de Segunda... Por el momento, por que lo que está claro es que la mejor liga del mundo no puede permitirse el lujo de no contar entre sus filas con estas dos aficiones. La local, por cierto, se reforzó ayer con Rojillo, la mítica mascota del club que bajo la presidencia de Izco acabó un día de hace 14 años en el contenedor de la basura del club. Ayer resucitó. Y lo hizo precisamente desde un contenedor colocado en el centro del campo, lo cual fue celebrado con un sentimiento que aunó orgullo y cachondeo.

Y en estas que comenzó el partido. En el minuto 18 Raúl García adelantaba al Alavés con su cuarto gol de la temporada y minutos después, en el 24, Mora cometía penalti sobre Torres, lo que suponía además su expulsión por doble amarilla. Gol del punta navarro, empate y el Glorioso con uno menos. Llegaría después la polémica por la no expulsión de Berenguer tras su agresión a Manu, el gol de Nino que suponía el 3-1 y el final del partido con todavía 45 minutos por delante. A pesar de todo, el ambiente ni decayó en ese momento ni lo volvería a hacer durante el resto del partido. Los miles de alavesistas desperdigados ayer por todo el estadio siguieron a lo suyo. Cantando, riendo y celebrando que el año que viene acompañarán al equipo en Primera “a pesar de arbitrajes y robos como los de hoy”, bramaban en las redes sociales.

Hubo resignación e impotencia, pero nunca desmayo. Los muchachos volvieron a dar ayer la enésima lección de fidelidad a un equipo y unos colores. Alavesismo en vena. Hasta reventar. Pocas veces una afición ha dado tanto a cambio de tan poco. Pero así se las gasta esta gente. Quedan 13 jornadas por delante y la ilusión continúa intacta. Mendizorroza aguarda ahora al Lugo. El equipo debe reaccionar. Toca.