Vitoria - En el seno del Deportivo Alavés se ha interiorizado un discurso del que José Bordalás dio el pasado viernes la primera pincelada -“fuera de Vitoria no se está valorando a este equipo y pedimos respeto a todo el mundo”-, continuó con las palabras de Sergio Mora -“muchos ya tienen lo que querían”- justo recién finalizado el partido en Leganés y vivió ayer su tercer capítulo con Víctor Laguardia como protagonista. El equipo no se está sintiendo valorado por la gran temporada que está protagonizando, considera que desde el exterior está recibiendo muchos ataques injustificados por su estilo de juego y aboga por una piña entre equipo, afición y el entorno más cercano para completar la campaña con el éxito del ascenso. Como si fuera una tortuga, El Glorioso ha elegido protegerse en su caparazón y no renegar del estilo que le ha llevado a la zona de privilegio de la tabla y a ser líder durante nueve jornadas consecutivas. Un Alavés quijotesco, metido de lleno en una lucha contra gigantes y que sigue reclamando el respeto que cree que se le niega.

Las palabras de Laguardia de ayer, muy duras por momentos, están lejos de ser un calentón momentáneo. Lo mismo que las que dejó la semana pasada Bordalás, que no da puntada sin hilo. Un yo contra el mundo de manual y una llamada al entorno del club a seguir ofreciendo ese cariño y empuje que desde otros ámbitos se niega.

“Cuando empezó la temporada nadie imaginaba esto. Éramos un equipo para competir con los demás sin dar mucho que hablar. Hemos trabajado mucho desde el primer día de pretemporada, con mucho sacrificio, mucho esfuerzo y mucha humildad. Nos hemos ganado estar ahí. Al final, se valorará en la jornada 42, cuando podamos decir aquí estamos nosotros. Muchos compañeros de profesión, jugadores, entrenadores y medios de comunicación han tenido la osadía de calificarnos como equipo violento y agresivo y eso hace que no nos tengan tan en cuenta”, espetó el zaragozano.

El central, peso pesado dentro del vestuario, tiene claro que el estilo del Alavés “no vende” y que las etiquetas que le han ido colgando al equipo hablando de su dureza han sido muy contraproducentes. “Lo que vende es el fútbol de toque, el del Barça, y no tanto el fútbol de equipo competitivo, unido y solidario que somos nosotros. Somos el decimotercer equipo en faltas cometidas, pero el más tarjeteado. Vende más que intentes jugar desde atrás y que hagas un fútbol bonito antes que un fútbol directo de toda la vida. En la jornada 42 intentaremos ganarnos el respeto de todo el mundo. Sabemos que no vamos a tener la ayuda de nadie, que vamos a estar nosotros solos y vamos a pelear con nuestras armas, con nuestra afición y con nuestra ilusión”, espetó.

“Los árbitros, de diez” Ese cartel que le han colgado desde fuera al Alavés, y por el que tantas peleas dialécticas ha mantenido ya Bordalás en lo que va de curso, es visto como causa de perjuicio. Y eso que Laguardia defendió ayer la honradez de los colegiados, pero, al mismo tiempo, también evidenció que ante semejante soniquete repetido también llega el momento que se pueden dejar influenciar.

“Los árbitros no nos tienen cogida la matrícula. Son unos profesionales al cien por cien, personas honestas con las que puedes dialogar porque son amables. Un diez para los árbitros. El problema son todos los comentarios osados de compañeros de profesión y medios de comunicación que hacen que los árbitros vayan predispuestos a amonestar o sancionar más severamente al Alavés que a otros equipos. El Llagostera ha hecho el doble de faltas. El Nàstic ha hecho el doble de faltas. Hemos ido a Leganés y han hecho el doble de faltas. Pero el entorno y lo que la gente habla provoca que eso se meta en la cabeza y la gente se lo crea y los árbitros están predispuestos a eso”, aseguró.

En esta tesitura, el central maño tiene claro que la idea del equipo tiene que evadirse de los arbitraje y centrarse en ser superior a sus oponentes: “Lo único que podemos hacer es ser superiores a los rivales, pasarles por encima, no dar ninguna opción a que el árbitro tenga que tomar ningún tipo de decisión y eso es nuestro trabajo, nuestra humildad y nuestra ilusión. Los árbitros no tienen nada que ver en esto. Al revés, hay que intentar ayudarles porque es una presión complicada”.

“un último esfuerzo” Dejando a un lado la polémica que viene rodeando al equipo casi desde el inicio de la temporada, Laguardia considera que, pese al bache que atraviesa el equipo, la situación en la tabla clasificatoria es óptima y reclamó a la afición “un último esfuerzo” en las “quince finales que quedan por delante” con el reto de que a final de curso, con el objetivo del ascenso conseguido, el planeta fútbol le otorgue su reconocimiento a un Alavés que está peleando contra equipos de mayor calidad y ofreciendo un rendimiento muy por encima de lo que podía esperarse.

“No habíamos encadenado tres jornadas sin ganar y por eso estamos en la peor racha, pero no estamos tan mal. Hay que quitar esa imagen de que estamos en mala racha. Toca ganar, es verdad, pero no estamos mal. Somos los segundos clasificados, con opciones de ganar el domingo y volver a ponernos líderes si falla el Leganés y eso no es estar mal. Somos segundos y hay veinte equipos que pagarían por estar en nuestra situación y no pueden. Hay que ser conscientes de quiénes somos y de dónde venimos y pelear con nuestra gente empezando por este domingo. Quedan quince finales y este domingo es la primera y ante nuestra gente no podemos fallar más. Nos apoyan al cien por cien cada partido y, desde mi humildad, me gustaría pedirles un último esfuerzo porque les necesitamos. Hay que intentar que venga más gente si cabe todavía y que nos animen un poquito más si puede ser. El apoyo es increíble en todos los partidos, incluso en los que jugamos fuera. No les puedes pedir mucho más, pero sí un último esfuerzo. Y nosotros también intentaremos brindarles un último esfuerzo”, aseveró Lagu reincidiendo en el ninguneo sufrido.