vitoria - Aunque trate de disimularlo al otro lado del teléfono, a María Victoria Pavón se le nota nerviosa cuando imagina lo que podría ser el Leganés en Primera división. La mujer que desde hace siete temporadas gobierna con mano firme las riendas del humilde club madrileño no puede evitar contagiarse de esa euforia que ahora mismo rodea a la entidad, con un equipo situado en puestos de ascenso y que el domingo, frente al Alavés, podría asaltar incluso el liderato. “¿Mira que si ascendemos?”, reflexiona en voz alta ante la pregunta del periodista de si se ve la próxima temporada sentada en los palcos de algunos de los clubes más importates del mundo. Sin embargo al poco, como un rayo, regresan la humildad y la sensatez que le han permitido llegar a estos días después de lidiar con un club que estaba al borde la quiebra. Eso ocurrió la Nochebuena de 2008, con la escenificación en el Estadio Municipal de Butarque del cambio de mando en la entidad, que a partir de entonces quedaba en manos del empresario local Felipe Moreno, que abrió primero el camino, y Victoria Pavón después hasta llevar al Lega a otra dimensión nunca conocida en la historia del club pepinero.

Bajo la gestión de esta madre de dos hijos y empresaria, los éxitos no tardaron en llegar. En el área económica impuso desde el comienzo una “economía de guerra innegociable” hasta equilibrar las cuentas y estar al día de los pagos en sus obligaciones contractuales con proveedores y trabajadores además de con la Agencia Tributaria. A partir de ahí llegó el momento de exprimir los recursos atípicos del club, y por ese camino, entre otros, se ha multiplicado por cuatro una masa social que poco antes de su llegada languidecía en las frías gradas de Butarque. Al mismo tiempo que el saneamiento de las arcas es un hecho, no es menos cierto que en el plano deportivo la gestión de la presidenta cuenta como mayor hito hasta la fecha el ascenso a Segunda diez temporadas después de la última vez y bajo la batuta del mismo entrenador que este domingo puede aupar al Lega al liderato de la categoría, Asier Garitano. “No tengo, ni quiero, mucho tiempo para soñar con Primera pero no es casualidad que estemos ahí porque estamos jugando muy bien”, valora al otro lado del teléfono.

Al margen del juego, la buena salud del club siempre se ha sustentado en varios pilares que Pavón considera “innegociables” y que giran en torno a valores como el compromiso, la humildad, el trabajo e ilusión de la gente del club y esa pizca de suerte que hace falta para acertar en los fichajes. “A partir de ahí, todo depende ya de que la pelotita entre o no, y si no que se lo pregunten a Florentino Pérez (presidente del Real Madrid). Este negocio del fútbol es una inversión de altísimo riesgo que no se entiende desde un plano empresarial si no es porque hay una motivación personal. De otra forma, yo no estaría aquí. Si no me hubiera pasado veinte años de mi vida acompañando a mis hijos por esos campos de Dios...”, reconoce con orgullo materno la máxima responsable de la entidad, la primera en la historia del club y una de las escasas mujeres que hoy en día ostentan un puesto de máxima responsabilidad en el fútbol profesional español. “Al principio claro que llamaba la atención ver a una mujer en el palco pero conforme hemos ido demostrando que no hay ninguna diferencia, la normalidad es la tónica habitual en todos los partidos”. ¿Y del Alavés, qué me dice? “Que es el líder y eso para nosotros es una motivación extra. Ya hemos jugado un par de veces esta temporada y sabemos lo que hay, un equipo muy compacto e incómodo, pero con fisuras también, como todos, así que trataremos de aprovecharlas para dar una alegría a nuestra afición, que se lo merece todo. En cualquier caso, pase lo que pase no es un partido decisivo”.