vitoria - En estos tiempos de economías convulsas en los que ni los mayores expertos se atreven a trazar hojas de ruta mínimamente fiables, el Deportivo Alavés se ha convertido en un producto altamente atractivo. Y es que si el combinado albiazul cotizase en bolsa sería sin duda uno de los mejor valorados teniendo en cuenta la rentabilidad máxima que ofrece. De momento, se conforma con regalar esas ganancias a sus aficionados en el terreno deportivo.

Unos beneficios que probablemente provocan más satisfacciones en estos que el reparto de dividendos. Lo cierto en cualquier caso es que el plantel de José Bordalás parece haberse abonado definitivamente al pragmatismo más absoluto y, de esta manera, se ha convertido en un auténtico especialista en extraer el mayor rendimiento posible a sus goles. Los datos no dejan lugar a las dudas en este sentido.

La excelente racha positiva en la que se encuentra la escuadra de Mendizorroza se basa precisamente en esta premisa. Porque el pleno de nueve puntos que ha firmado en sus tres últimas comparecencias ligueras se ha sustentado en todas las ocasiones sobre la misma piedra angular. Anotar un gol y candar la propia portería hasta que el colegiado decreta el final de la contienda. Así, se ha convertido en el rey absoluto del 1-0.

La serie arrancó hace tres semanas con el trabajado triunfo conquistado en Mendizorroza sobre el Girona. En un encuentro muy áspero, el conjunto vitoriano fue capaz de sobreponerse a las expulsiones de Einar Galilea y Dani Pacheco para hacer valer el tanto que había logrado Juli en el tramo inicial de la contienda. Gracias a un enorme trabajo de desgaste y contención, abrió la senda que ha continuado transitando desde entonces.

Porque apenas siete días más tarde volvió a aplicar la misma receta con la dificultad añadida de hacerlo lejos del apoyo que siempre recibe en Mendizorroza. En esa oportunidad el Elche fue la víctima que recibió la letal picadura albiazul. Raúl García ejerció de verdugo con un magistral lanzamiento de falta y a partir de ahí el equipo se centró en desbaratar uno tras otro todos los intentos ilicitanos por volver a mover el marcador. Más o menos el mismo guión del que fueron testigos los aficionados que se acercaron el pasado sábado hasta el Paseo de Cervantes. Frente a un Mallorca muy necesitado de puntos para escapar de unas posiciones de retaguardia en la clasificación en las que no se esperaba estar, el Alavés continuó exhibiendo la gran eficacia de su puesta en escena.

Peligrín aceptó el regalo del guardameta bermellón para adelantar al Glorioso y, a partir de entonces, el equipo se conjuró para levantar un muro infranqueable delante de la portería de Fernando Pachecho. Por mucho que el plantel visitante trató de encontrar algún resquicio por el que avanzar con peligro, lo cierto es que prácticamente en ningún momento pudo lograrlo y, cuando lo consiguió, surgió la figura del cancerbero para resituar las cosas en su sitio.

Como resultado, la tercera victoria consecutiva que permite al Glorioso disfrutar de una privilegiada tercera posición y continuar soñando con premios aún más importantes a la conclusión del ejercicio. Y todo ello, sustentado sobre la máxima rentabilidad que es capaz de sacar a sus aciertos ante la portería rival el bloque de Bordalás.