Vitoria - El Deportivo Alavés vuelve a coger las maletas y lo hace ya con la necesidad de traerse un bonito regalo en el viaje de regreso a Vitoria, un premio que se le ha negado en unos últimos tres desplazamientos en los que ha estado tremendamente obtuso y negado. Ni un solo punto en las visitas a Zaragoza, Lugo y Tenerife, pero tampoco ni una sola diana en estos encuentros. Después de las buenas sensaciones que el equipo dejó en sus primeros partidos a domicilio del curso, estos tres ejemplos más recientes han dejado un muy mal sabor de boca. Y precisamente ha sido esa inconsistencia lejos de Vitoria la que ha propiciado los vaivenes clasificatorios de un equipo que pretende sobreponerse al particular mal del viajero que le afecta para asentarse definitivamente en el grupo cabecero de la Liga Adelante, en el que entra una semana para salir la siguiente al ser incapaz de encadenar dos buenos resultados consecutivos.

En el seno de la Segunda División más igualada de las dos últimas décadas, dar continuidad a una victoria con una segunda seguida supone un salto de dimensiones siderales. No es para nada sencillo y bien lo sabe el propio Glorioso, que lo consiguió en las dos primeras jornadas y que no ha podido repetir dicha experiencia. Ahora se le presenta una nueva oportunidad, ya que el sufrido triunfo ante el Girona abre la puerta a ese peculiar encadenado mágico en la visita al Elche.

El primer paso es desterrar en la salida al césped del estadio Martínez Valero todos los temores que el equipo exhibió en su visita al Tenerife. Hace dos semanas ni un solo alavesista se salvó de la quema. Ni José Bordalás con un planteamiento excesivamente conservador ni unos jugadores que no fueron capaces de responder a la exigencia del técnico y ofrecieron una imagen pésima.

Este Alavés se ha mostrado peligroso a domicilio cuando no ha renunciado a ser tal y como es. Por ejemplo, por mucho que todas las derrotas duelan igual, no deja el mismo poso la ya citada debacle en Tenerife que el tropiezo en la visita a un Lugo al que se acogotó del primer al último minuto. La senda ya la marcó el equipo en el estreno de la temporada en Huesca, yendo con furia a por el rival, y recuperar ese camino que conduce al éxito debe ser el primer paso.

Bordalás ha experimentado y realizado muchas variantes en los últimos desplazamientos y precisamente ahí radica una de las grandes dudas de la apuesta de esta noche en el Martínez Valero. Visto el mal resultado que le ha dado, cabría descartar de antemano una nueva apuesta por tres mediocentros buscando destruir la capacidad creativa del rival, pero el Elche es un equipo al que le gusta el balón y seguramente se haya estudiado esta opción. La más lógica, en todo caso, sería recuperar el 4-4-2 habitual en Mendizorroza y que también ha funcionado fuera.

En ese esquema, la única duda estaría en la pareja atacante. Con el retorno de Laguardia al eje de la zaga, la ausencia del sancionado Dani Pacheco abre alternativas. La vía directa sería apostar de nuevo por Facundo Guichón en la banda izquierda, pero el uruguayo viene de cumplir una sanción de dos partidos y su presencia ofrece ciertas dudas. De no apostar por el charrúa, la otra variante pasaría por la presencia de Manu Barreiro en punta de ataque al lado de Gaizka Toquero, siendo entonces Juli el que caería al costado izquierdo. Todo lo que se salga de estos parámetros resultaría sorprendente. Aunque vista la revolución de Tenerife, cualquier cosa puede esperarse.

En la visita al Elche se le presenta al Alavés la oportunidad de conseguir su segunda victoria consecutiva y también la de comenzar a marcar ciertas diferencias dentro del particular tren en el que se ha convertido la Liga Adelante. Viajan los equipos divididos en vagones y el cuadro albiazul, con sus veinte puntos, está en la segunda cabina de privilegio al lado de otros tres equipos y por detrás de los dos líderes. Justo a continuación, con un punto menos, viene el siguiente elemento del convoy, integrado por el Elche y tres rivales más. Pero es que las distancias en la tabla son tan exiguas que ganar puede suponer entrar en ascenso directo y perder llevaría a caer en picado