Vitoria - En el minuto 91 del último partido de la temporada y en el estadio de Montilivi, el sueño de Primera División del Girona se esfumó de repente por un gol del Lugo. El play off posterior contra el Zaragoza no hizo más que ahondar la frustración catalana (tras un 0-3 en la ida, un 1-4 en la vuelta clasificaba al equipo maño) y extendía sobre el club una honda preocupación por su mala situación económica y sus dificultades de cara al futuro, con importantes deudas con Hacienda y Seguridad Social además de impagos en el día a día. Unos pocos meses más tarde, toda esa inquietud forma ya parte del pasado. Se completó en verano el cambio de propiedad de la entidad con el desembarco de la empresa francesa TVSE Fútbol -presidida por Samir Boudjemaa, pertenece al grupo Horace Partners y depende de la sociedad TV Sport Events, encabezada por Jean-Louis Dutaret, y se hizo con el 80% de las acciones- y con los nuevos dueños, representados en la dirección del club por un exalavesista como Delfí Geli, llegó la estabilidad en el plano monetario. Y, al mismo tiempo, en la parcela deportiva se concretó una operación en la que el club llevaba tiempo sumido y que se mantuvo vigente con la llegada de los dos empresarios franceses.

La figura de referencia en este sentido es Pere Guardiola, el hermano de Pep y encargado de poner en contacto a los dos exdirectivos de Canal Plus Francia con los anteriores propietarios del Girona además de ejercer actualmente como consultor externo de la entidad. Guardiola estuvo a punto de hacerse con el control del club de la mano de su socio Jaume Roures -comparte con el presidente de Mediapro la empresa Media Base Sports, dedicada a la representación de jugadores- y la idea era convertirlo en un equipo asociado del Manchester City. El cambio final en los planes de compra-venta de la propiedad gerundense no supuso variación alguna en ese plan de colaboración con el club citizen, que se acabó rubricando de la mano del propio Guardiola.

En un primer momento, allá por el mes de mayo, cuando el hermano de Pep estaba a punto de convertirse en el propietario del Girona hilvanó un acuerdo con el director general del City -y exvicepresidente económico del Barcelona con Joan Laporta, de ahí su relación con Guardiola-, Ferrán Soriano, para que se hiciese cargo de la parcela deportiva del club catalán desde Manchester. Esa vía quedó en punto muerto, pero la posibilidad de colaboración entre los dos clubes se mantuvo abierta -la presencia de Txiki Begiristain en la dirección deportiva citizen también fue un punto de apoyo importante- hasta llegar a rubricarse.

lejeune, sobrino y mwakali El Manchester ha emprendido una campaña de internacionalización con la adquisición de franquicias en Estados Unidos y Australia y con el Girona ha dado un paso similar al convenio de colaboración suscrito entre el Chelsea y el Vitesse holandés. En ese caso, los dueños de los dos clubes, Roman Abramovich y Aleksandr Tsjigirinski, son socios en otros negocios. No hay semejante relación con la entidad gerundense, donde el punto de conexión es Pere Guardiola, pero lo que es innegable es que existe una entente entre los dos clubes.

La idea de los rectores del City es tener en Montilivi una base de operaciones para la formación de jugadores y de esos préstamos se beneficia un Girona que, de otra manera, no podría acceder a ciertos futbolistas o retener a los talentos que ya manejaba la pasada temporada. Y es que, tras una campaña excepcional todo apuntaba a desbandada general en busca de nuevos y mejores contratos, pero no ha sido así. Con Quique Cárcel de nuevo al frente de la dirección deportiva y Pablo Machín dirigiendo al equipo desde el banquillo -a ninguno de los dos les faltaban ofertas muy jugosas-, el club catalán se aseguró la continuidad de una base exitosa.

En Montilivi siempre se han trabajado muy bien las cesiones y el actual acuerdo con el City permite ahondar en esa política de apostar por jóvenes con proyección que no tienen hueco en sus equipos de procedencia. Es el caso del centrocampista internacional nigeriano Chidiebere Nwakali, un jugador de 18 años cedido por los citizen.

Pero aún más importante que ese tipo de cesiones es la compra directa por parte del equipo de Manchester de futbolistas para incorporarlos al Girona. El club catalán es uno de los más modestos económicamente de la Liga Adelante -solo puede invertir en su plantilla 3,6 millones de euros, lo que le sitúa como el decimoctavo en capacidad de gasto-, por lo que no puede hacer frente a operaciones de gran magnitud. Eso, en parte, queda arreglado por el dinero procedente de Inglaterra.

Y es que en verano el City realizó dos operaciones para favorecer los intereses de su nuevo colaborador. Por una parte, se hizo con los servicios del prometedor central francés Florien Lejeune, que la campaña pasada despuntó en Montilivi y que ahora vuelve a ser uno de los referentes del equipo de Machín actuando como cedido. Otro préstamo es el de Rubén Sobrino, por el que los citizen desembolsaron 550.000 euros -la mitad para su club de origen, la Ponferradina, y la otra mitad para su club de formación, el Real Madrid- para, inmediatamente, enviarlo a Girona.

Un jugoso acuerdo de colaboración mediante el cual el equipo catalán espera dar cuanto antes el salto a Primera División del que se quedó a las puertas de manera trágica la pasada temporada.