Vitoria - Una de las grandes especialidades -y no precisamente positiva- del Deportivo Alavés es convertirse en la aspirina perfecta que necesitan los equipos a los que se enfrenta cuando no atraviesan precisamente sus mejores momentos. Son innumerables las ocasiones en las que el cuadro albiazul se ha encontrado ante un rival herido de gravedad al que, lejos de rematar, ha permitido volver a respirar con normalidad regalándole los tres puntos en liza. Pero el combinado de José Bordalás está decidido a poner un necesario punto final a esta especie de tradición. Borrón y cuenta nueva. Ese es el espíritu con el que afronta la visita de este fin de semana a Tenerife.
Un encuentro en el que se repetirá punto por punto el guión inicial antes descrito pero que debe tener un desenlace bien diferente. Porque, una vez más, El Glorioso -que mantiene una línea positiva pese a su último tropiezo en casa el pasado domingo ante el Albacete (1-1)- va a rendir visita a un adversario inmerso en una profunda crisis. De hecho, el Tenerife decidió en la jornada de ayer optar por una decisión drástica y Raúl Agné se convirtió en el tercer técnico destituido en la categoría de plata desde que arrancó la temporada.
Así pues, el combinado insular estrenará el próximo sábado ante el Alavés a un nuevo inquilino de su banquillo con el deseo de que sea capaz de reconducir una situación que hasta ahora ha ofrecido bastantes más sombras que luces. De hecho, el equipo tinerfeño protagonizó uno de los peores comienzos de su historia, conquistando un solitario punto en las primeras cuatro jornadas del campeonato. Cuando todas las alarmas estaban ya encendidas, parecía encontrar el camino para arreglarlo logrando dos victorias consecutivas y firmando una racha de cuatro partidos sin perder. Pero todo se quedó en un mero espejismo.
Porque, en los últimos cinco partidos disputados, el conjunto canario solamente ha sumado tres puntos de los quince que había en juego, tras enlazar dos derrotas y tres empates. Una trayectoria que ha terminado costándole la cabeza a su entrenador. Así, Raúl Agné deja el banquillo con el peor porcentaje de victorias de los entrenadores que han dirigido al Tenerife en más de veinte partidos de Liga, después de haber logrado ganar únicamente siete de los treinta en los que ha estado al frente del equipo. El preparador catalán, al menos, sí cumplió para el que fue contratado mediada la pasada campaña (sustituyendo a Álvaro Cervera), que no era otro que asegurar la permanencia. Cogió al equipo en puestos de descenso y en una situación delicada en la segunda vuelta y lo condujo hasta la salvación en la penúltima jornada, con un balance de cinco victorias, nueve empates y cinco derrotas en esos diecinueve últimos partidos.
Sentimiento de culpa A la espera de que a lo largo de esta semana la directiva insular decida quién será el nuevo máximo responsable de la plantilla, ayer fue el turno de la despedida de Raúl Agné. El preparador aragonés reconoció en su última comparecencia que abandonaba el banquillo con la sensación de ser “culpable” por no haber podido sacar el rendimiento al equipo que ha dirigido durante este curso. En este sentido consideró que aunque en estos momentos parece grave, la situación por la que atraviesa el Tenerife “se puede revertir tranquilamente” .
El ya extécnico quiso poner de manifiesto que pese a que los resultados no les han acompañado el nivel del juego del Tenerife ha mejorado considerablemente en las últimas semanas. Una mejora que pondrá a prueba un Alavés que necesita no repetir errores del pasado para no verse obligado a regresar a cada convertido de nuevo en el equipo aspirina. Por ello, el conjunto de Bordalás tratará de imprimir la máxima intensidad a su juego desde el pitido inicial para aprovechar la inestabilidad en la que se encuentra canaria en estos momentos y sacar un valioso provecho que pueda traducirse en tres puntos.