Vitoria - La palabra prematuro es la que mejor se adapta al partido que realizó ayer un Deportivo Alavés que fue muy rápido en todo. Lo primero, en marcar y ponerse por delante en el marcador en apenas veintidós segundos de juego. Una ventaja que tenía que haber servido para vivir una tarde tranquila ante un rival que apenas era capaz de inquietar, pero que fue el embrión de una desconexión que también llegó demasiado pronto. Con la sensación de haber hecho ya los deberes, el cuadro albiazul se desenchufó del partido. Como si no hubiera nada en juego, su nivel de concentración y tensión decayó varios grados. Y sin ese carácter guerrero, las cotas de vulgaridad que puede alcanzar este equipo son muy elevadas. Así llegó el empate del Albacete al borde del descanso, que dio paso a una segunda parte en la que los pupilos de José Bordalás no fueron capaces de engancharse de nuevo. Chispazos aislados que no sirvieron para que regresase la luz.
La única duda a resolver en el once inicial era la identidad del sustituto de Sergio Mora y Bordalás recurrió al despliegue físico y la intensidad que siempre asegura Jagoba Beobide. Y, precisamente, electrizante fue el inicio del partido. Sacó de centro el Alavés y ni siquiera dejó tocar el balón al Albacete, que en apenas veintidós segundos ya se vio con un gol en contra. Salida en tromba con carga de artillería desde el pitido inicial. La asociación entre Femenía, Beobide y Carpio por la derecha abrió una autovía en la zaga manchega. Y el centro del salmantino, después de que no llegase Manu García a rematar en el primero palo, lo cazó Gaizka Toquero en el segundo para descargar un mazazo a un rival que apenas se enteró por dónde le llegó el golpe.
El gol le hizo mucho daño al equipo de Luis César Sampedro, perdido sobre el césped y errático con el balón. Pero ante un oponente que daba evidentes síntomas de estar hundido anímicamente, el cuadro albiazul no fue capaz de pasar la apisonadora y dejar completamente allanado el camino hacia la victoria. Toquero, Dani Pacheco y Manu García dispusieron de buenas oportunidades, pero no fueron capaces de superar a Juan Carlos.
Con una sensación de dominio casi absoluta, el nivel de tensión local fue decreciendo. Demasiada calma y tranquilidad. Tanto que por momentos parecía que no había nada en juego. Pecado mortal que aprovechó el Albacete para crecer con el balón hasta conseguir empatar al borde del descanso. Un centro de Jara que Raúl García no fue capaz de despejar y la aparición de un lateral como Paredes en el área para cazar un rechace y cabecearlo a la red. Duro castigo por haber caído en una relajación prematura que este equipo no se puede permitir.
Comenzó con susto la segunda parte, ya que el Albacete a punto estuvo de devolver la moneda del inicio del partido, pero con todo a favor Rubén Cruz remató alto.
Fue la velocidad de Femenía, en su mejor versión tras varios partidos grises, la que conectó de nuevo al Alavés a un encuentro que el Albacete quería dormir con su ritmo pausado. Una gran jugada del alicantino le dio la ventaja a Toquero, pero Juan Carlos estuvo acertado en el mano a mano con el punta. También Fernando Pacheco hubo de exhibir reflejos en ese tramo para evitar el gol de Jason primero y el de Cruz a continuación.
Con el correr de los minutos, no fue capaz El Glorioso de plantear el ataque definitivo. Las desconexiones en su juego no tenían ya solución y todo se basaba en acciones aisladas con Femenía casi siempre como protagonista. Y cuando se lograba encarar el área del Albacete con peligro, siempre estaba ahí Juan Carlos salvaguardando los intereses visitantes como en un remate de Barreiro que fue la última ocasión clara de un Alavés al que le faltó el ímpetu que exhibió el día del Córdoba. El cortocircuito no afectó solo al juego, también a alguna cabeza. Como la de Facundo Guichón, expulsado en el minuto 88 en una patada sin sentido alguno.
Gol tempranero. El Alavés tuvo una puesta en escena excepcional de nuevo y no dejó tocar el balón al Albacete hasta conseguir marcar a los veintidós segundos de juego. De nuevo, el cuadro albiazul conseguía una ventaja muy pronto, pero esta vez no la gestionó bien.
Sin continuidad. Tras ese sensacional inicio de partido, el equipo vitoriano fue perdiendo gas con el paso de los minutos y comenzó a sufrir la falta de continuidad en su juego que le afectaría ya durante todo el partido. Solo los chispazos de un Femenía muy activo fueron capaces de romper la monotonía de un equipo al que le faltó uno de sus arranques de furia.
Sin ritmo. El Alavés tuvo una puesta en escena sobresaliente de nuevo y atropelló en su salida al Albacete para adelantarse en el marcador en el primer minuto. Pero después de un tramo inicial muy bueno, la intensidad del equipo decayó muchísimo y el juego del equipo no tuvo continuidad en ningún momento. Solo funcionó a chispazos y su ataque se basó únicamente en individualidades.
Recuperó su mejor versión después de unos cuantos partidos en los que había estado bastante gris y sus acciones a base de velocidad propiciaron las jugadas más peligrosas.
El gallego está teniendo bastantes problemas defensivos en el arranque del curso y ayer realizó su peor partido de la temporada. Falló en el gol y cometió muchísimos errores.
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1-0, minuto 1: Toquero. Combinación en la banda derecha entre Femenía, Beobide y Carpio y el centro del salmantino llega al segundo palo, donde el vitoriano golpea con dureza. 1-1, minuto 41: Paredes. Raúl García no acierta a despejar un centro de Jara que le cae a César Díaz, su remate lo salva Pacheco pero el rechace le cae a Paredes, que cabecea solo.
Expulsó por roja directa a Guichón (minuto 88). Amonestó a Agus (minuto 8), Pelegrín (minuto 25), Paredes (minuto 27), Femenía (minuto 46), Cruz (minuto 71). Amarilla al entrenador del Alavés, José Bordalás, en el minuto 82.
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