Almería - Si el Deportivo Alavés llega a desperdiciar ayer la victoria que con tanto trabajo se llevó en Almería, el mazazo moral hubiese sido enorme. La superioridad del cuadro albiazul en el comienzo del partido se vio plasmada en un tempranero gol de Raúl García sobre el que el equipo se sostuvo hasta la sentencia de Toquero en el descuento. Entre un tanto y otro, un duelo bronco en el que el equipo de Bordalás sufrió bastante en la primera parte y que tampoco fue capaz de cerrar en la segunda. La superioridad numérica albiazul propició un gran descontrol y el acierto a la contra no apareció hasta el final, con la incertidumbre hasta ese momento de un marcador muy ajustado que podía igualarse en cualquier acción aislada, aunque lo cierto es que Pacheco apenas tuvo trabajo en todo el partido. Golpear al principio, resistir con apuros y disfrutar al final con el regreso a la senda del triunfo.
En el once inicial, en el que entró Pelegrín al haberse recuperado de sus molestias, a la esperada vuelta de Manu García al centro del campo tras cumplir su sanción se unió el estreno de Barreiro en su primera titularidad en Liga. Su interminable figura, unida a la pelea de Toquero, fue fuente de peligro desde el principio. El primer balón que tocó fue un remate que atajó Casto. En el segundo, Vélez tuvo que derribarle en la frontal del área. Y desde allí, en el minuto 8, Raúl García puso con sutileza el balón en la escuadra con un toque preciso para el 0-1.
Con ventaja en el marcador, como en sus dos anteriores victorias, el cuadro albiazul juntó líneas para cerrar espacios al Almería, pero, pese a ello, volvió a mostrarse excesivamente poroso ante la calidad individual andaluza. Cuando conseguía superar las dos primeras líneas de presión, el equipo de Sergi Barjuan se encontraba con cómodos pasillos para acercarse a los dominios de un Pacheco que estuvo atinado en sus intervenciones para evitar males mayores.
En esos minutos de mayor sufrimiento llegó la lesión de un Raúl García que hubo de retirarse para dejar su sitio a Estrada, aunque el encargado de cerrar el lateral izquierdo a partir de ese momento fue Carpio, que dio de nuevo muestras de su polivalencia. A los pocos minutos, para más desgracia, era Femenía el que se veía obligado a abandonar el terreno al reproducirse sus problemas musculares. Entraba Juli y en apenas media hora Bordalás se veía obligado a agotar dos cambios, aunque la parte beneficiosa de esos parones fue el cortocircuito que se produjo en el ritmo de un Almería que se desconectó con esas interrupciones constantes dentro de un partido que adquirió un tono marrón.
Con el valioso botín del gol de renta, El Glorioso se marchaba al descanso con ventaja en el marcador, pero dejando sensaciones encontradas. Demasiadas concesiones defensivas que no fueron aprovechadas por el Almería y, sobre todo, una preocupante falta de control sobre el ritmo de juego como consecuencia de un juego vertical directo en busca de los delanteros pero en detrimento de la calma que debían haber aportado los mediocentros.
En el arranque del segundo acto se volvió a ver al Alavés en su mejor versión de la temporada, volcado al ataque en busca de la sentencia. A una clara ocasión de Guichón le siguió la merecida expulsión de un Dubarbier desquiciado desde el primer segundo y al instante de nuevo el Pipa tuvo una oportunidad clamorosa ante un rival noqueado.
Tras esa cometida inicial vitoriana, el partido se enredó todavía más. El Almería echó mano del juego duro tras la expulsión buscando arredrar al colegiado para que igualase el número de jugadores sobre el césped -la actitud de Juli con constantes provocaciones de Chuli fue deleznable- y Guichón se la jugó un par de veces con una grada de los Juegos Mediterráneos ya encendida contra Areces Franco.
El fútbol brilló por su ausencia en medio de tanta reyerta, pero el balón comenzaba a pasearse con demasiada frecuencia y excesivo peligro por las inmediaciones de Pacheco. Parecía que era el Alavés el equipo en inferioridad numérica, ya que fue incapaz de narcotizar el ritmo a través de la posesión y lo fió todo a los contragolpes. Disfrutó de varias ofensivas con clara ventaja, pero, ante un cuadro local ya sin fuerzas, la sentencia hubo de esperar hasta el tiempo de descuento, cuando Toquero definió a la perfección tras la enésima recuperación y salida a la carrera. Golpeó, resistió y venció el Alavés, que vuelve a la senda del triunfo con una victoria que le desquita de sus últimos tropiezos.
Otro gol rápido. Las tres victorias del Alavés han estado marcadas por goles muy tempraneros. Ante Huesca y Oviedo los tantos llegaron en el minuto 5 y ayer Raúl García abrió el marcador a los ocho minutos, lo que le permitió manejar el partido con mayor comodidad.
Sentencia tardía. El equipo de Bordalás tuvo muchos minutos de sufrimiento y no fue capaz de sacar partido a su superioridad numérica. El cuadro albiazul no controló el ritmo a través de la posesión y tampoco estuvo acertado a la hora de definir sus buenas ocasiones al contragolpe hasta que Toquero sentenció en el descuento, aunque no sufrió en exceso.
Faltó control. El Alavés firmó un partido soberbio desde el punto de vista físico y en el trabajo colectivo, pero durante demasiados minutos dio la sensación de que se le podía escapar una victoria que tenía muy de cara por su incapacidad para tranquilizar el ritmo del juego, sobre todo ante diez jugadores almerienses. Pese a este apunte, el cuadro albiazul firmó
una actuación notable.
El uruguayo firmó ayer una actuación sobresaliente y se convirtió en un peligro con sus apariciones constantes en ataque. Le faltó el gol y también, de nuevo, templar su conducta.
Dentro de un partido soberbio en cuanto a trabajo colectivo del todo el equipo, se echó de menos que el madrileño asumiese un mayor control del juego y aportase más calma.
0-1, minuto 8: Raúl García. Falta en la frontal sobre Barreiro y el lateral izquierdo gallego pone el balón en la escuadra tras pasarlo con un preciso toque por encima de la barrera.
0-2, minuto 90: Toquero. Ante un Almería ya muerto, Juli le sirve el balón en la frontal a Toquero y el vitoriano saca un disparo raso que supera a Casto por su derecha.
Expulsó por doble amarilla a Dubarbier (minutos 28 y 47). Amonestó a Vélez (minuto 20), Mora (minuto 23), Guichón (minuto 37), Estrada (minuto 40), Reyes (minuto 45+), Míchel Macedo (minuto 55), Montoro (minuto 59), Corona (minuto 68), Chuli (minuto 82) y Barreiro (minuto 83).
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