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0-1, minuto 13: Álex García. Centro de Álex García desde la banda izquierda que se envenena y al que no llega Pacheco y se cuela en la portería. 0-2, minuto 30: Álex García. Pacheco desvía un disparo de Sangalli y el rebote del palo lo empalma Álex García para marcar el segundo. 1-2, minuto 52: Kiko Femenía. El alicantino recoge un balón en el área y tras un regate define a la perfección. 1-3, minuto 63: Sangalli. Nuevo balón rechazado del palo que en esta ocasión recoge Sangalli para marcar a placer.

2-3, minuto 69: Toquero. Centro desde la derecha de Carpio y Toquero controla el balón y saca un remate cruzado a la media vuelta.

Amonestó a Provencio (minuto 25), Gaffoor (minuto 35), Guichón (minuto 35) y Llamas (minuto 92).

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Vitoria - En el seno del Deportivo Alavés deberían plantearse recurrir a un vitoriano como Iker Jiménez para tratar de analizar el más insondable misterio que en los últimos años se repite como un mantra en Mendizorroza. Dignas de estudio en su Cuarto Milenio con las visitas del Mirandés al estadio del Paseo de Cervantes en la época moderna. La expresión bestia negra comienza a quedarse corta ante la voracidad de un vecino acostumbrado a campar a sus anchas, como Pedro por su casa, cada vez que llega como visitante a la capital alavesa. Un equipo que se maximiza hasta convertirse en un gigante de proporciones bíblicas y un Glorioso que se achica hasta verse reducido a la mínima expresión a base de sus errores propios de inexpertos benjamines. Tristemente, y cuando se habla de esta rivalidad vecinal, la vida sigue igual en Mendizorroza cuando llega el Mirandés. Ni siquiera la reacción final fue suficiente para tapar todo el esperpento anterior.

Los jugadores más habituales en Liga guardaron, de manera mayoritaria, descanso el pasado miércoles en Soria y ayer el técnico albiazul volvió a calcar casi por completo una alineación en la que el único cambio llegó por obligación. Eso sí, sorprendió, en parte, el alicantino con el relevo de Manu García. La lógica apuntaba a Jagoba Beobide, pero el azpeitiarra jugó el partido casi completo ante el Numancia y fue Javi Carpio quien de nuevo, como en los minutos finales ante el Oviedo, actuó como pivote, dejando el lateral derecho para Dani Estrada.

Dominó de inicio el cuadro albiazul, siempre con muchos hombres por delante de la línea del centro del campo y buscando el juego por las bandas -la combinación entre Estrada y Femenía fue muy productiva- o el desplazamiento en largo para Toquero y que el vitoriano distribuyese posteriormente.

El peligro del Mirandés llegaba por la velocidad arriba de Lago Junior, muchas veces solo con Laguardia y Pelegrín, y las apariciones de Álex García por la banda izquierda. Precisamente, el extremo fue el encargado de abrir el marcador a los 13 minutos de juego y sin que su equipo hubiese inquietado nada en las acciones anteriores. Un centro con su pierna derecha, la que peor maneja, las dudas de Pacheco al quedarse a media salida ante la entrada de un rematador y, finalmente, el balón alojado mansamente en la portería ante la mirada atónita de todo Mendizorroza, que revivía de nuevo la negra historia reciente ante un vecino que en Vitoria se están convirtiendo en indeseable.

Fue un mazazo muy duro. Y a punto estuvo de ser mortal. A los pocos segundos del gol y con el equipo sumido en un mar de dudas, un saque de esquina a punto estuvo de convertirse en gol olímpico. Pacheco, todavía evidenciando nerviosismo, metió la mano como pudo para que el problema no se agravase, cuestión que pudo suceder poco después con un disparo de Néstor que se fue desviado por poco.

Ante la inoperancia local, el equipo de Terrazas se dedicó a esperar su opción. Generó un colapso en el juego albiazul masificando de piernas el centro del campo y se convirtió en el depredador que esperaba el despiste de su presa. Y el mismo llegó a la media hora en un error de Laguardia en la salida de balón. Rápida contra en la que Pacheco salvó como pudo el disparo de Sangalli pero en el que nada pudo hacer para frenar a un Álex García que cazó el rechace a la perfección.

Achuchó el Alavés hasta el descanso a balón parado pero sin llegar siquiera a rematar y en el inicio del segundo acto Bordalás dio entrada a Dani Pacheco para buscar algo de creatividad desde una banda izquierda inutilizada hasta entonces.

La necesidad hizo que el cuadro albiazul se rompiese por completo y quedase a merced de un Mirandés que tuvo varias ocasiones para estirar su renta, pero que se topó con las figura de Pacheco. Con la defensa haciendo aguas y riesgo inminente de hundimiento, Femenía metió al Glorioso de nuevo en partido al definir a la perfección un balón que le cayó en el área.

Tras un nuevo aviso de Lago Junio, se desató definitivamente el Alavés y comenzó a acumular llegadas de mucho peligro, pero todo ello a costa de arriesgar todavía más. Y con una defensa que en ningún momento estuvo mínimamente compenetrada, eso conducía al suicidio. Y así lo rubricó Sangalli, de nuevo tras un par de intervenciones fenomenales de Pacheco, al recoger un rechace del palo y marcar el tercero a placer.

Todavía reaccionó el Alavés con un golazo de Toquero y convirtió el tramo final en un carrusel de ocasiones erradas con un fútbol ofensivo total. Volcado sobre la meta de Raúl Fernández, el acierto le negó la espalda y le hizo pagar la enorme carga que arrastraba en su mochila por sus graves errores defensivos. Los mismos que propiciaron una nueva fiesta mirandilla en Vitoria. Los que hace que, tristemente, en este duelo la vida siga igual.

Desastre defensivo. La defensa albiazul protagonizó un partido horripilante y no se mostró conjuntada en ningún momento. Lago Junior ganó la partida a los dos centrales y Sangalli y Álex García encontraron mucho espacio para correr. El Mirandés disfrutó de una decena de ocasiones de gol muy claras.

Reacción insuficiente. El cuadro albiazul mejoró mucho en la segunda parte al disfrutar de un mayor control de balón a través de Dani Pacheco y Llamas y consiguió dos goles y generó un buen número de ocasiones. Incluso mereció empatar al final, pero la carga era demasiado pesada.

El clavo ardiendo al que se agarró el Alavés para engancharse al partido. generó peligor cada vez que recibió el balón, puso muchos balones al área y consiguió marcar de nuevo.

El central maño perpetró ayer el que seguramente haya sido su peor partido desde que milita en el Alavés. Un fallo con el balón propició el segundo gol y estuvo muy mal en defensa.

Desastre táctico. El Alavés ofreció su peor imagen de la temporada al verse completamente superado por el planteamiento del Mirandés. El sufrimiento en defensa fue enorme durante todo el partido con Lago Junior ddisfrutando de demasiada ventaja y muchas acciones en las que imperó el más absoluto desorden. En ataque se tiró por la borda la primera parte y la gran reacción final no fue suficiente.