Vitoria - El choque copero contra el Mirandés sirvió para suturar la dolorosa herida que el colegiado Ruipérez Marín le provocó al Deportivo Alavés en Palamós, donde el cuadro vitoriano sufrió su primera derrota de la temporada. El triunfo ante el Numancia hizo olvidar ese sufrimiento, pero es la competición de la regularidad la que verdaderamente marca el estado de ánimo de los equipos y la recuperación completa solo llegaría con una victoria esta tarde en el siempre complicado derbi vecinal contra el Mirandés. El Glorioso tiene que aprender a levantarse porque vendrán más bofetadas -cabe esperar que no propiciadas de nuevo por los árbitros- y lo que hace verdaderamente grandes a los equipos es su capacidad para sobreponerse a la adversidad. Por eso el objetivo de esta tarde no puede ser otro que certificar que el resbalón en Palamós fue una simple anécdota provocada por la negligencia arbitral y que se convierta en un paréntesis en el que a partir de ahora tengan continuidad las buenas sensaciones del arranque del curso.

Vuelve el Alavés a Mendizorroza, donde en su primera comparecencia despachó al Oviedo ofreciendo una sensación de enorme superioridad. No lo pondrá, con total seguridad, tan fácil un Mirandés que no conoce la victoria en lo que va de curso, pero que en los últimos tiempos se ha convertido en un especialista en aguar la fiesta en Vitoria. Cuatro victorias y un empate ha cosechado el vecino burgalés en sus últimas cinco visitas al estadio del Paseo de Cervantes y el objetivo albiazul no puede ser otro que cortar esa racha que tanto escuece.

Se verá obligado José Bordalás a variar esta tarde el once inicial que ha mantenido inamovible en las tres primeras jornadas. La ausencia del sancionado Manu García obliga al alicantino a realizar un retoque en el centro del campo. Lo normal sería apostar en esa posición por Jagoba Beobide como compañero de Sergio Mora. El resto del once, una vez confirmado que Javi Carpio podrá jugar y teniendo en cuenta que en Soria no jugaron varios de los habituales en Liga, se mantendrá casi con total seguridad inamovible con respecto a los tres anteriores.

Tras ese extraño partido en Palamós saldado con la primera derrota del curso y en el que además todo atisbo de brillantez es imposible por las propias circunstancias del campo, el Alavés tiene ante sí el reto de volver a recuperar las buenas sensaciones que había destilado con anterioridad. Ante Huesca y Oviedo se pudo ver un equipo dominador, mandón en el juego con un fútbol vertical y con una pegada colosal. Así cosechó las dos primeras victorias y se trata de la senda elegida por Bordalás para que se mantenga a lo largo de toda la temporada.

Como oponente estará un Mirandés que no ha comenzado la temporada con buenos resultados, pero que siempre es un equipo muy competitivo. Carlos Terrazas sigue al mando de una nave burgalesa muy renovada con respecto a campañas precedentes y con un estilo un tanto peculiar. El entrenador vizcaíno ha optado esta temporada por jugar con tres centrales, dos laterales largos, un rombo en el centro del campo y una única referencia en punta. Un dibujo 3-3-3-1 sorprendente al que El Glorioso tratará de meter mano esta tarde.